La muerte, aquello que los mortales temen, no es más que una falacia, ya que, dicha cosa no existe, al menos en la gran mayoría de los casos, llamamos muerte a un fin, pero, ¿Habrá fin? ¿Qué no aquellos que aún siguen perdurando en las mentes inocuas de otros seres es una forma de vivir? Estamos en perpetuo cambio, y uno de los mayores es, cuando cambiamos de la forma terrenal a la forma etérea, viviendo en mentes, como parásitos, y torturando a todos con nuestra perdida, como si fuéramos sanguijuelas succionando la sanidad mental de las personas, la muerte no es paz, y aquellos que la anhelen solo recibirán la nada absoluta, surcaran por los mares de la nulidad, del vacío impalpable, con los peces abstractos de los recuerdos, navegando hacía las costas de la serenidad, las tierras prometidas, de las que, solo funcionan como mito, puesto que, solo sirven para el consuelo de los débiles y aquellos que no aprecian su tiempo en este plano mundano.

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