Una garganta rasposa de una vida vacía, una existencia superflua en el borde de un abismo de odio, aquel que tanto nos incita a saltar y despedazarnos en el oblivion de las penurias trascendentales, como un meteorito de un raro mineral intergaláctico, surcando aquel cielo infinito de un azul deprimente, como un insolente mar oscuro con peces en formas de estrellas, yo aferro mis esperanzas a el, y junto con mis emociones positivas, viene la miseria a acompañarme en esta noche tan enervante, sentándose a mi lado, y desvelándose conmigo en este mundo frío al que nada le debo.

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