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Comencé la celebración del día de la madre el día de ayer, como ya es costumbre de casi todos los chapines dejar a última hora todo, también yo dejé la compra de regalos hasta para ayer por la tarde. Fui a buscar regalo para mi abuelita (que también es su cumpleaños el 10 de mayo), para mi tía, para una mamá muy especial para mí y para mi mamá.
La búsqueda de regalo para mi abuelita es un caos, pues con ella uno nunca queda bien, si se le compra ropa no la usa, si se le compran zapatos nunca le quedan, si se le compran perfumes nunca le gustan, si se le compra maquillaje que nunca es del tono que ella usa, si se le compran joyas que las pierde o las guarda, si se le compran chocolates que no se los come ella sino los anda regalando hasta a los perros
en fin, no hay mucho de donde escoger pero terminé comprándole un prendedor, de pasadita, ya que estaban a buen precio y bonitos, le compre uno similar a mi tía
. Ya había salido de dos de cuatro.
Luego seguí buscando el regalo para esta otra mamá que es muy especial para mí, pues me ha abierto las puertas de su casa y de su familia, como si yo fuera parte de ella
. Esa búsqueda no fue nada difícil (aunque en realidad no sé si los regalos que le he hecho anteriormente en realidad le han gustado, yo me supongo que si porque los compro como si fueran para mí misma, y no es por nada, pero para mí misma, compro lo mejorcito), terminé comprando un par de aretes de perlas.
Finalmente fui en busca del regalo para mi mamá, también es difícil buscarle regalo a ella, pues sinceramente nunca tuve la curiosidad o la delicadeza de preguntarle cuáles eran sus flores preferidas. Pues tengo que comprar las que me gusten a mi o más bien, unas que sean bonitas y a la vez tarden varios días a la intemperie. Terminé comprando unas margaritas con liros (creo, yo no sé mucho de flores).
Como me quedaba en el camino y el 10 de mayo siempre hay mucha gente, decidí ir a dejarle el regalo a mi mamá de una vez. No había mucha gente, pero ya parecía fiesta, había toda clase de flores, de todos los colores. No había llegado aún nadie antes a visitarla, pues en su tumba no habían flores, me alegré pues generalmente mi papá llega antes que yo o muchas veces hemos ido juntos.
Pero estando ahí colocando las flores me dije: Bueno
es que en realidad esto no es un regalo porque no le estoy dando nada a ella, simplemente estoy adornando un pedacito de tierra, en donde está colocada una lápida con su nombre. Y en segundos por mi mente paso el recuerdo de días de la madre cuando ella estuvo presente
. Me entristecí mucho al recordar únicamente dos ocasiones. Una de ellas fue cuando era muy niña (tal vez 4 o 5 años), en el colegio le hicimos una manualidad, era un pedacito de madera (como de 5 x 10 cm) y una flor hecha con frijolitos pintados y alrededor un listón rojo (no tengo idea porque ese recuerdo lo tengo tan vívido), no se que se hizo ese recuerdito.
La otra ocasión que recuerdo muy bien fue ya cuando tenía unos 17 años, fui con una amiga a comprar un tulipán (solo uno porque recuerdo que eran muy caros, claro, si no trabajaba, no sé ni de donde saque el dinero para comprarlo, a lo mejor y ella misma me lo dio o tal vez mi papá, no lo sé). Ese tulipán tardó como dos semanas, por las noches lo metía a la refri, no se para que. Tampoco se porque recuerdo ese día de la madre con tanta claridad.
Luego
. Me detengo en mi mente a recordar y no puedo recordar ninguno otro, recuerdo celebraciones, pero es que en la familia aprovechábamos por estas fechas celebrar varias cosas: el día de la madre, el cumpleaños de varias personas cercanas (mi abue, un tío, una tía, el mío), entonces no recuerdo una celebración en particular solo para ella.
Y ahora es cuando lo lamento, pues ni siquiera recuerdo como celebramos el último día de la madre que ella estuvo presente, fue tan solo nueve meses antes que ella partiera. De haberlo sabido, creo que toda la familia hubiera tirado la casa por la ventana
pero como dice un amigo, los hubiera no existen.
En fin
. Pensé tantas cosas en tan solo unos minutos que estuve en el cementerio dejándole flores. Incluso también llegue a pensar que no me servía de nada llevarle flores ahora, cuando no supe apreciarla lo suficiente en vida. Pero bueno
esa es otra historia y supongo que tendré que vivir con ese error por el resto de mis días.
Hoy me despierta no la alarma del despertador, sino un sinfín de cohetes
ahhhh, pensé, típico que solo un día la gente le haga la bulla a sus mamás, a sus esposas, a sus suegras o a cuanta mamá conozcan y quieran quedar bien
. Pero bueno, a empezar el largo 10 de mayo.
Pues ya había quedado con mi abue de llevarla a desayunar (a ella y a mi tía), realmente la pasamos muy bien. Ella está cumpliendo, si no estoy mal, 95 o 96 años. Entre el camino de su casa, el restaurante, el tiempo que pasamos ahí y de vuelta a su casa nuevamente, también tenía ráfagas de pensamientos. Me entristecí mucho pues ahora ella es una ancianita, por momentos pienso que ya tiene eso que dicen que se llama demencia senil. Olvida que acaba de hablar conmigo y me llama a los diez minutos que hemos colgado el teléfono. Creo que no sabe cuántos años tengo, creo que no sabe que mi prima tiene solo un hijo y no dos como le dijo por teléfono, creo que no sabe que mi otro primo ya va por su segunda esposa, incluso creo que no sabe que estamos celebrando su cumpleaños, es más, creo que no sabe cuántos años está cumpliendo.
Pero no es tanto eso lo que me entristeció sino saber que hace muchos años, ella fue quien me cuidaba, me daba de comer, me regañaba, me aconsejaba, me llevaba de la mano cuando saliamos a alguna parte
ahora es al contrario, la tuve que llevar de la mano al carro, la tuve que ayudar a subir, le tuve que destapar su desayuno, ponerle la crema a los frijoles, endulzarle el café. Todo lo que ella nos hacía (a mi hermano y a mi) cuando niños, ahora se lo tenemos que hacer a ella. Cuidarla, darle de comer, bañarla, incluso hasta regañarla, pues en ocasiones es muy imprudente (pero claro, es ya por la edad).
Pasamos unas tres horas bien platicadas y bien invertidas. Me alegré mucho el haber salido con ellas.
Ahora era el turno de esta otra mamá que les cuento que es muy especial para mí. Ella me abrió las puertas de su casa y de su familia aún sin casi conocerme, creo que me quiere tanto como yo a ella (y al resto de la familia, claro está).
Fuimos a almorzar a San Lucas, las pláticas con ella siempre son muy amenas, hablamos de todo, desde cosas tan simples como el gato o una receta de cocina, hasta los sentimientos más profundos como el compartirme su dolor por la partida de su mamá.
Me alegré mucho también el haber pasado otras tres horas con ella, a veces siento que le hace falta compañía, a pesar que tiene muchas amigas y tiene mucha vida social, como que se alegra mucho el saberme ahí y el poder compartir de vez en cuando conmigo. (Supongo y sus tres hijos ya saben de quien hablo).
En fin
llego a mi casa, incluso me siento un poco cansada. Pero entre todo ese viene y va de pensamientos, me vine a recostar un rato a escribir esto, pues probablemente si lo dejo para mas noche o para mañana, ya los sentimientos y lo que quiero decir se valla diluyendo. Así que, aquí estoy resumiendo lo que fue para mi el día de la madre.
