Cada noche te siento, te pienso, te huelo;
cierro mis ojos y tu cuerpo esta aquí conmigo
y con él tus besos y tus suspiros, siento tu
calor y escucho tu voz cómo si nunca hubieras partido.
Entre sueños tu risa contagia mis desvaríos,
sabes porqué te amo tanto, porqué te necesito,
porqué de extrañarte lloró como un niño,
y repito tu nombre sin razón ni sentido.
Es una locura seguirte amando y saberme perdido,
pero no sería amor si con el paso del tiempo
tu recuerdo se vuelve olvido, entonces para que
pregonar que te amo si en dos segundos puedo
cambiar mi destino.
El tiempo se vuelve mi cómplice y mi enemigo,
cuando te busco en mis pensamientos, avanza
más aprisa de lo debido, y cuando no te encuentro
siento que se queda detenido, hace que la
soledad sea un suplicio de silencio y desvarío.
Donde estas, porque te has ido, acaso la
luna puede decirme el camino para llegar a ti
o llegar al olvido, el silencio no responde,
me abandona en este infinito desvarío,
y así llega el amanecer para recordarme
que sigo vivo y tu no estas conmigo.
No te deje ir, tampoco me fui contigo,
me aleje de ti, ese es mi destino.
