Por una loca obsesión que lastimó
yo me perdí en la sima insondable de tus ojos .
Una risa nerviosa e infantil te delataba
y cruzaba el rostro
como queriendo salir a borbotones
a transitar por tus labios y venir hasta los míos a morir.
Es la vida: esa trajinada muñeca de todos los días
siempre bella y siempre triste
pero al fin la vida ,
la que te ha enseñado a cruzar los malos pasos .
a desprenderte de ese rostro pinturero y soñoliento
y a empeñar siempre la angustia
en el primer monte de piedad de mala muerte
que te encuentras.
Mujer de carnaval
cansada y triste ,
fina imagen otoñal que se deshoja
sobre esa pared de cuarto
en que has convertido tu vida
cuarteada y agrietada por los años.
Rostro ajado que todos han tocado y mancillado
pero que nadie ha consolado ni querido
con la suficiente honradez
ni el menor asomo de elemental de justicia.
Duele que la vida sea así:
pero más, no poder hacer absolutamente nada
para cambiar las cosas .