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Carta a la Indignación

En estos días en que la niñez termina antes de haber empezado y la inocencia es tan solo un suceso de antaño, me atrevo a redactar esta última carta como un remanente de aquella esencia que habitó en mí y de la cual guardo solo el recuerdo. ¿Qué pretendo? Ni yo mismo lo sé, sería mucho esperar con ella mi redención, pues me he convertido en una mentira, o al menos eso le he hecho a mi entorno, me doy cuenta de que no sobrevivimos a los cambios, muy por el contrario somos ajenos a ellos y cubrimos con redes de ignorancia todo lo que no entendemos o que tememos enfrentar pretendiendo crear un escenario en el que el dolor y la angustia ajena son un síndrome incurable, un parásito con el que hay que aprender a vivir.

No quiero señalar a otros pues la culpa esta compartida, y en lo personal creo que hay suficiente para todos, me parece irónico que nos llamemos seres humanos, yo me catalogo como un ser indiferente, un sonámbulo eterno, un ciego, un soñador absurdo abstraído en sus cuentos, que pretende confundir la compasión con lástima, un alma vacía que deambula por el mundo sin dejar mas recuerdo que el de su misma inexistencia. Es triste, sí, pero es el camino sin dolor ni lucha al que nos gusta encaminarnos, he citado tantas excusas para mi indiferencia que ya no sé si lo disfruto o lo hago por rutina, me han reprochado que sin ella no podríamos sobrevivir allá afuera, ¿allá afuera?, me temo que nuestra familia es parte ya de esta mascarada pues este sentimiento ha corroído los cimientos mismos de nuestra identidad, creando una sociedad de individualistas sedientos del triunfo propio y el sufrir ajeno.

Espero que esta ideología insípida muera en brazos de la indignación, que si no es movidos por amor al prójimo sea la misma repulsión hacia nuestra persona y a nuestros actos la que nos motive ha enfrentar este bloque de universos independientes que se esmeran en crear abismos donde no los hay y es que, a pesar de todo lo dicho anteriormente reconozco en nosotros una potente fuerza de cambio que se ve frenada y desalentada por esa atmósfera de monotonía en la que nos hemos sumergido, y aunque desconozco el origen de esta ceguera parcial guardo la teoría de que la raíz de su padecimiento descansa, al igual que su cura, en las entrañas mismas de la voluntad humana.
Camaralzaman24 de noviembre de 2008

4 Comentarios

  • Aroint

    comparto totalmnete tu opini?n... el tiempo y el entorno nos va desgastando, haciendo mella en nuestra voluntad... acabamos olvidando aquellos ideales de juventud arrastrados por el d?a a d?a de esta fabrica de pesadillas que es la sociedad actual... acabamos converidos en un titere de hilos rotos... y a veces recordamos, desde la nostalgia, cuando so?labamos en un mundo mejor...

    Saludos Camarlazan.

    24/11/08 01:11

  • Mejorana

    Ni te imaginas c?mo comparto tus ideas Camaralzaman.
    Felicidades.

    24/11/08 02:11

  • Alumine74

    Comparto el comentario de Aroint, nobleza obliga pase a conocer tus textos, poco a poco voy leyendo algo de todos
    Saludos

    28/11/08 07:11

  • Namari

    Camaralzaman, as? es... Comparto lo que comenta Aroint, es triste si, pero as? es... Aunque una parte de nosotros no deje nunca de abandonar esos sue?os, pues si lo hubiesemos abandonado totalmente no escribir?amos sobre ello, eso es una fortuna, y muy linda... felicidades. Saludos

    28/11/08 09:11

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