TusTextos

Ahh! Zombies!

Cada "tu" es Roberto, mi novio, porque lo escribi para contarle mi sueño pero me esmere tanto en contarselo que lo pondre aquí.

En mi sueño llegaba a una isla en una balsa junto con mi familia, el mar estaba picado y nos daba en la cara. Al llegar estaban todos en una reunión sentados en la playa, no se de que estaban discutiendo pero también eran familias completas. Junto a ellos había una casa que parecía estar en ruinas, también justo en frente de la playa. Al estar todos sentados la olas empezaron a llegar a nosotros al principio solo nos cubrían hasta la mitad de las piernas así que la mayoría lo ignoraba solo procurando a los niños. Hasta que el agua alerto a todos y la mayoría se puso de espaldas a las ruina, mientras yo buscaba desesperadamente a mis hermanos ya que el golpe del agua me llegaba a la cara. Al final se detuvo y el mar se volvió como un charco donde fácilmente podías caminar y el agua no te llegaba ni a los tobillos, todo se calmo pero yo senti panico ya que mi logica me llevo a que si el agua estaba tan baja al frente era porque se estaba juntando atras lista para atacar en una ola de metros de alto para derribar a esa casa y a nosotros con ella. De pronto vimos como unos hombres con armas se acercaban desde el mar abierto, caminando, era sorprendente, casi como ver que el mar se abría ante ellos, al mismo tiempo vi como mis hermanos estaban con otros niños, niños que antes no estaban. Ellos vieron que los seguía con la vista y entraron a la casa ¡ Vivían ahí! ¿Solos?¿En medio de la nada? Los hombre armado estaban casi frente a nosotros y me sentí preparar para el ataque hasta que nos sacaron la vuelta y se dirigieron hacia adentro de la casa y mis hermanos corrieron tras los niños de la isla, yo los seguí a tropiezos ya que sentía que me dispararían por entrometida. Al entrar a la casa tras de todo vi a una señora, anciana, en silla de ruedas que se encontraba dormida enfrente de una tele con señal interrumpida, el sonido abrumador del televisor me ponía los pelos de puntas, como si fueran una escena del Aro antes de que la niña del mas aya atacara. Entre a la habitación contigua y había una mujer joven, pelo castaño recogido en una colita tras su nuca, tenia cara de ángel y una panza de embarazada monumental con un bebe en brazos envuelto en una colcha y un niño pequeño en una cuna igual de pequeña al lado, los tres tenían la cara pálida, demacrada y estaba como adormilados. En la habitación había algunas peceras cuadradas, algunas con arena y otras solo con un poco de agua. Trate de buscar a mis hermanos pero solo estaban los hombres armados, y tu estabas entre ellos con una barba áspera y una arma del tamaño de tu torso, te reconocí al instante pero tu a mi no, así es como me di cuanta que yo no era yo, tenía un arma pero no tenia ni idea de como usarla. La mujer de cara de ángel intento hablar y nos explico que el bebe del que estaba embarazada le había provocado estar así, como un tumor, aunque la cara de los hombres armados parecían tener otra explicación. En medio de la platica con la moribunda vi de reojo otra sombra que se acercaba lentamente desde otra habitación, era una mujer igualmente demacrada caminando a esfuerzos y encorbada, intentaron hacer que volteara pero solo le hecho un polvo a una de las peceras. Mi mirada se concentro en lo que se movía esperando ver una serpiente o algún tipo de animal rastrero, pero no, era un torso escondido entre la arena el cual parecía crecer y retorcerse con placer al tacto con el polvo, me quede pasmada y di un paso hacia atrás. En esto se acerco a la cuna y le dio una cucharada al bebe el cual abrió los ojos y empezó a gritar con un ruido ensordecedor, inhumano, la mujer sentada de cara de ángel abrió los ojos y saco al bebe en brazos de la colcha, no era un bebe, era solo la cabeza. Di un paso más para atrás haciendo que una de las peceras atrás de mi se volteara y algo salio "corriendo", mire hacia adentro y había pedazos de pies casi irreconocibles y algunos pares de dedos de diferentes tonos y tamaños, mire hacia el suelo y había un par de dedos indice y medio unidos, corriendo como en caricaturas, pero la escena no me provocaba gracia, si no terror, el solo hecho de pensar a quien le pertenecían ¡¿Y porque se podían mover?! Tu pisaste los dedos, como si se tratase de una cucaracha y se quedaron inmóviles...

Ahí me desperté.
Campa04 de enero de 2013

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