En algún momento entendí que el amor mueve el mundo. Puede destrozar una vida o salvarla.
Era algo que me costó entender, ya que no he crecido con ello.
Creía que era algo que me daba igual, nunca me costó ser una persona fría y sin sentimientos a los ojos de los demás.
Cuando te enfrentas a la perdida y has agotado todos los recursos, ya solo te queda abrirte, y abrirme de par en par y dejar que todo saliera era mi última opción.
Cuando has vivido tan cerrado en ti mismo y dejas que un sentimiento salga, te sientes liberado. Y fue lo que pasó.
Desde entonces no puedo parar de hacerlo, no puedo dejar de expresar lo que siento, incluso cuando no debería.
Aprendí la valiosa lección de que el amor todo lo puede, incluso como para reflejarlo en mi piel.
"Let there be love", deja que haya amor.
Es algo que veo cada día y me recuerda que todos lo necesitamos, incluso cuando menos lo merecemos, incluso cuando estamos tan asustados que no sabemos dejar que nos quieran.
Pero ahora pienso, de qué sirve el amor externo si no te quieres a ti mismo.
Tal vez es el amor que más necesito, tal vez es el único que ahora necesito.
Me encantaría aprender a querer todas y cada una de las partes que hay en mí, a creer que soy suficiente y que valgo la pena.
No paran de decirme que soy una persona muy joven con muchas vivencias y que eso hace que tenga un mundo interior maravilloso, que soy alguien muy especial que sea como sea deja huella por donde quiera que pasa, que soy un superviviente nato. Me gustaría sentirme así, porque sería estupendo querer a una persona como esa.
Algún día me miraré al espejo y seré capaz de decir "me quiero y es tiempo de querer a alguien más".
