Es lo que somos. Exclusivamente particulas que van,vienen deambulando en el propio universo, entre humo y gases. Intentamos volar por nuestro inmenso cielo de color negro. Alargando la cruda realidad, tiñiendolo de color esperanza para no volver a mirar atrás. Nos cuesta aceptar la realidad en la que vivimos, es tan cruel, tan tenebrosa. Sólo necesitamos pasear por nuestro camino, lleno de inquietantes eses de coloridos corazones, amores perdidos, llantos de pérdida, emociones incansables, pasiones despertadas. La clave de el significado de la misma vida, a la que a veces le damos la importancia necesaria, cuando en lo más bajo estamos. Seguidamente al cabo del tiempo, aquello que nos hizo rememorar el porqué, se desvanece en el espacio tiempo del mismo olvido. Todo esto nos resulta familiar porque es así, pero no estamos para nada más. Poder volar en el cielo azul, para únicamente al poco tiempo dormir sobre una nube. Ver, para después imaginar y poder seguir soñando... Correr hasta quedar sin aliento, y acabar cansados sentados a la sombra de aquél árbol de gran embergadura. Donde nos cuenta en sus historias sus grandes experiencias y el martirio de su larga vida. Historias que pasaron por allí, para después quedar perdidas deambulando por el aire, entremetidas en libros, para acordanos porque página ibamos. Inhalamos vida, hasta que terminamos respirando únicamente humo. Ese humo que tarde o temprano se adentrará en los pulmones de todos los corazones. A sabiendas de cualquier razón, lo mejor de todo es nuestro viaje, a lo más alto siempre, dando luz a la estrellas.
Me ga gusta ese final, el mismo que señala ALBERTO.Prefiero pensar que somos partículas que al menos podemos preguntarnos lo que somos, de donde venimos y hacia donde vamos...
Un abrazo
Carlos
