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Heto

Las calles están abarrotadas de gente en este fin de año de 2099 , grupos de jóvenes corren para llegar a tiempo a la Gran Plaza de la ciudad ríen tomados de la mano mientras los hologramas publicitarios , fantasmagóricos , se cruzan a su paso , “ Corre” , el ultimo slogan de Niké los recrimina , interponiéndose entre los viandantes un gigante del baloncesto haciendo piruetas con el balón , transparente y anacrónico vestido con pantalón corto y camiseta en aquella fría noche de luna llena .





El implante hizo vibrar la piel en la muñeca del ciudadano, se acercó la misma a los labios – voy en camino, le dijo a su mano - de acuerdo te espero no tardes – le contestó el implante en el oído.









Encuentro clandestino en los albores del siglo XXII , el plexiglás disperso en los antiguos monumentos del casco antiguo protege el patrimonio de la contaminación y lo hace refulgir en la noche como luciérnagas encerradas en las cajas de zapatos estrechas que son estas calles, retorcidas como un laberinto matemático.





Parejas abrazadas, dándose calor, protegiéndose de aquel frió húmedo que se mete en los huesos, le hicieron remover las tripas de envidia, los dispensadores de temperatutra no hacen nada para remediar lo que un suelo pantanoso como el de esta ciudad ha mantenido durante siglos, la humedad pegajosa y cruel. Lagrimas de ira fluyen por su mejilla, haciendo cabalas la mente del por que de esta situación tan bochornosa para su persona, un simple encuentro entre dos se ejecuta como secreto de estado.





En el arrabal , cruzando el otro lado del rió , mas de lo mismo, risas , gritos , adolescentes aspirando de los pequeños botes de éxtasis , algunos aguardando cola en los dispensadores públicos para recibir su dosis por tan solo un par de créditos que descerrajan directamente de las yemas de los dedos al ser insertadas en la maquina .





El nerviosismo ante el encuentro lo saca de quicio, esas mariposas en el estomago, la visión del amante, la premonición de su cuerpo, hacer el amor en aquella noche tan especial mientras por la ventana del pequeño cuarto alquilado el resto del mundo espera el nuevo milenio, poco le importa algo tan frívolo como una fecha en el calendario en comparación con el roce de sus labios en esa piel prohibida.





Antes ha de pasar por otro trance, la zona donde los que son como ellos se ofrecen o simplemente se conocen, un área franca dentro de la ciudad un ghetto , un terreno acotado , donde el resto de ciudadanos solo cruza cuando no le queda otra opción, allí se sienten libres pero no olvidan que es marginal y sucio un zoo para el resto que de vez en cuando escapa a estos lares , por simple curiosidad o por que lleva su carga oculta al resto del núcleo familiar.





Dos mujeres avanzan hacia el entre carcajadas, ebrias de éxtasis.





- ¿Estás solo muchacho? - le pregunta la más lanzada con clara ironía en su voz.





- ¡métanse en sus asuntos! y vuelvan con sus familias – les grita con desprecio.





- Mira Lourdes , el pequeño Heto se enfada, tu no sabes lo que es una familia degenerado, pero yo te lo diré ¡algo que no tendrás nunca!









Intenta no responder a esta agresión verbal tan humillante y dolorosa, las consecuencias serian desastrosas, podrían ser policías o Guardianas Morales, aún peor, podría pasar la noche retenido en la comisaría dando explicaciones sobre algo tan anodino como pasear por el arrabal, se muerde la lengua y continúa su camino.









El casero le entrega el código de la puerta, le mira el trasero mientras sube las escaleras y escupe en el suelo.





- Que pena, con lo rico que está, – le escucha murmurar entre dientes -



En la penumbra de la habitación, solo iluminada por los holos de la marquesina que en tonos verdes despliegan los paraísos exteriores de las colonias, mar esmeralda, palmeras que flotan a unos metros de la ventana. Un rayo gemático, perdido de la fantasía exterior que baila tras los cristales ilumina el cuerpo desnudo tendido en la cama.





- ¿Por que tardaste tanto cariño ?...





- Tuve que tomar precauciones – habla mientras se desnuda, sentado en la cama.





- Todo el mundo sabe lo que eres, es tontería que te vean o no y menos aquí en el arrabal, esto es nuestro.





- Ya...supongo que estoy condicionado de por vida no lo puedo evitar.





El dialogo se desarrolla en susurros, la habitación es calida y acogedora pese a la tristeza que rodea este barrio, faltan unos minutos para el nuevo año, para el nuevo milenio.





El cambio de siglo se ajusta al instante en que el acaricia los turgentes pechos de la mujer con ambas manos, ella le murmura en el oído lo que le gustaría sentir y sin mas preámbulo es penetrada suavemente, los gemidos escapan de su boca de fresa y son amortiguados por la mano de el, son muchos años escondiendo su pasión, aún se siente culpable, ella mordisquea los dedos termina por quitar esa mano que tapa tantas cosas no solo su placer, te quiero, le grita.
Carontex14 de marzo de 2009

1 Comentarios

  • Jyosti

    Un muy buen relato.
    Saludos

    15/03/09 07:03

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