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Por Fin la Novela


Al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen porque
Cada uno es como es y
Aunque la mona se vista de seda mona queda porque
El hábito no hace al monje, entonces
Serás lo que debas ser o sino no serás nada y está dicho que
El que nace pa pito jamás llegará a corneta, que se puede traducir como
El que nace pa monaguillo ni sueñe con ser papa o
La que nace pa monja no será madre superiora o también
Si no me da pa novela que sea cuento nomás.

Índice:

Mi abuelo rey.
El Sol de Patagonia.
El reino conceptual.
La Logia.
El Rey.
Yo nunca pedí ser Rey.
La Casa Real: Sus orígenes.
Una ciudad entre los hielos.
Génesis.
Los originarios.
Carta, cronología y novela.
Vaya por la sombra vuestra merced.
Desalojaron hasta a los muertos.
Los fantasmas reales.

Hice a guisa de índice un listado de los relatos que compuse con la idea de que fuera tomando cuerpo el esquema, el armazón, de mi novela, pero no seré madre superiora y mis relatos, mis catorce pobres relatos indexados, y también este, no serán más que cuentos, pobres y elementales cuentos, pero no ficciones. Aunque llamarlos crónicas sería más preciso sería también inapropiado porque soy testigo de muy poco, pero muchos que me antecedieron han sido testigos de mucho, y sus relatos ya lo hei dicho- los he ido mamando desde niña en las mesas de los almuerzos familiares. Como bien corresponde a una tradición oral que yo no estoy traicionando porque el principal testigo es, fue y será por siempre el que llaman Los Libros de Tude que en esencia, como el Dios, es Uno y Trino.

Y con este último relato concluyo la serie de textos que he publicado bajo el tag cuentos del Rey. Quizás otros menos pito y más corneta se atrevan a escribir la novela para la cual son las mías escasas las luces y débil la voluntad. Quizás más que novela, sueño, resulte en película. Ya me imagino en la alfombra roja de Hollywood Oscar al mejor guión: Sor María Ceferina, princesa de Patagonia (y ni aún así madre superiora ni abadesa).

Hoy les hablaré de Sophía. Sophía es la espada de las armas que blasonaron la Casa del Codesal y otras muchas anteriores que fueron casa de los guerreros Feyxo en los que se encontraban el Arca y el Caldero, o que acompañaron el Sol Alado que identificaba a los palacios de los señores de la Tudesia que custodiaron Los Libros de Tude, o los salones de la Asamblea de los barones del Reino del pueblo del Camino de los hijos de Athair. O las iglesia y los conventos en los cuales los guerreros de la túnica blanca sobre las carnes desnudas, los cabellos rasurados y los rostros pintados para horror y espanto de sus enemigos aprendían la Sabiduría que los conducía en el camino a la maestría en el tesoro de La Biblioteca.

Nunca nadie halló la Biblioteca ni el Arca, ni el Caldero, ni siquiera la doble corona, de oro la de la Sagrada Sabiduría que se transmiten los princeps de padres a hijos con el aliento vital, que es la corona del Clan del Dragón Verde, también llamado del Búho o de la Serpiente, pues ambos tienen fama de ser tan sabios como el Dragón, que suma en su cuerpo de sierpe las alas del ave; de hierro la de los guerreros del Clan del León, quienes heredaron de sus ancestros atlantes la talla de gigantes. Oro y Hierro fundidos en la Doble Corona que se ha vuelto en una sola como sólo uno es hoy el Pueblo del Camino de los Hijos de Athair, fundidos los hijos de Atlas, del León y del Dragón.

Es que la Doble Corona fue fundida en el Caldero, junto al Arca Sagrada y la Biblioteca. Cuentan que no fue necesario encender fuego pues al colocarse el Arca dentro del Caldero cientos de rayos comenzaron a surgir de su interior y que con cada nuevo texto que se echaba dentro del Caldero, uno tras otro, cientos, miles, el Caldero aumentaba su temperatura al punto tal que adquirió cuentan- los tonos rojizos de la sangre y al fundirse creó un campo sanguíneo sobre el cual se engendró la espada, la hoja negra como el hierro de la corona del León, la empuñadura de oro como la corona del Dragón, el Arca confiriéndole sacralidad y la Biblioteca sabiduría. Pero no concluyó allí el Misterio porque el Arca fundida en ríos áureos engendró un Sol Alado, tan sacramental y sabia como la espada, para que no cupiesen dudas de que la majestad del princeps proviene de Dios y de su Divina Voluntad. Así fue como los linajes de los princeps y sus vasallos, los guerreros Feyxo, quedaron eternamente vinculados por las sagradas figuras de sus blasones. Y fue natural entonces que el Sol Alado fuese llamado Apolo por los paganos, mensajero de los dioses, y Ángel por los cristianos, mensajero de Dios. Y fue natural entonces que la espada fuese llamada Sophía por paganos y cristianos por igual, y quedó establecido que nadie que no fuese princeps podría pretender serlo, y que nadie pudiese blandir a Sophía sin sabiduría.

Y todo esto quedó consignado en Los Libros de Tude.

Sor María Ceferina, princesa de Patagonia, Madre Superiora.
Convento de Tudesia-Patagonia, 43 de febrero de 2056.
Ceferino13 de septiembre de 2016

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