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El Diluvio

Era insólito, las callejuelas y plazas de la ciudad se encontraban inundadas, la lluvia no había cesado durante 46 días, 3 horas y 18 minutos. El cielo parecía enfurecido y el destello fugaz de los relámpagos interminables era lo único que iluminaba la ciudad desde hacía ya un mes. Yo me encontraba totalmente aislado del mundo que conocía, la luz, la calefacción y el teléfono habían dejado de funcionar hace tanto que me parecía una eternidad. Yo, al igual que mis vecinos del ultimo piso esperamos un par de semanas, atentos a que alguien viniera a rescatarnos…sin embargo, nadie llego.

Los primeros días reinó el caos. Desde las ventanas se podía ver a las multitudes iracundas destrozando locales, robando mercancías, gente golpeándose con brutalidad bajo la lluvia, mujeres sodomizadas en callejones oscuros, y miles de locos recorriendo las avenidas predicando la palabra de diversos dioses mientras gritaban poseídos en medio del caos y con el agua llegándoles hasta la cadera.

Pero eso termino pronto, en unos cuantos días el agua había sobrepasado los pequeños comercios y era imposible salir a la calle sin una lancha. Yo he sobrevivido en mi pequeño departamento, que convenientemente esta en el ultimo piso de este viejo y enorme edificio. Tan solo quedamos mi vecino el viejo Ramón y yo, los demás inquilinos perdieron la paciencia y se aventuraron a salir del edificio usando embarcaciones improvisadas con los muebles caseros, llevando mascotas, figuras religiosas y niños pequeños entre los brazos…ninguno ha regresado con ayuda, y probablemente ya no estén vivos.

Puedo ver al agua acercándose a mi departamento, y no se que me ha de matar primero, si el agua que va a terminar devorándome en sus liquidas fauces de oscuridad, o el hambre. Hasta hoy, he sobrevivido con el atún enlatado y pretendiendo que los condimentos eran jugosas carnes argentinas, además llevo 30 días bebiendo mi cava de vinos importados los cuales coleccionaba y solo me atrevía a saborear en los eventos más celebres. Esta situación es una mierda.

Hace frío y ya se me terminaron las velas, al igual que la ropa limpia y el papel higiénico, así que termine limpiándome el culo con las paginas impresas de Paulo Cohelo. Mi basura se acumula en lo que antes era mi estudio, y para sentirme menos asqueroso he subido a la azotea a tallarme el desnudo cuerpo con la helada lluvia.

Es raro, estoy seguro que moriré pronto, después de tantos días de solo ver agua a mi alrededor, de no tener comodidades, ni trabajo, ni diversión solo puedo tener certeza que mi muerte llegara pronto…sin embargo no estoy triste, mas bien cabreado hasta los cojones. Nunca fumé, ni bebí en exceso, nunca llegue a los golpes en una discusión, nunca fui promiscuo, siempre comí alimentos sanos, y salía a correr todas las mañanas, rezaba al dios católico en las noches, y hacía caridad a los menos afortunados. Yo sabía que la muerte esta presente cada día, sabía que cualquier mañana sin importancia podía resbalarme en la ducha y romperme el cuello, y aunque lo sabía parece que no lo tome muy enserio.

No, no estoy triste, tan solo miro la lluvia que va a terminar desgastando mis cristales y pienso en aquella joven a la que no le hice el amor porque estaba muy ocupado en mi carrera, pienso en aquel tipo al que quise romperle las costillas y no lo hice por cuidar mi integridad física, pienso en los amigos que perdí por esa obcecación de solo rodearme de personas poderosas, pienso en todas las horas que pase en una oficina mientras todo el mundo jugaba pool en la cantina y luego llegaba a su casa a fornicar con sus amantes y esposas, pienso en los 200,000 pesos que hay en mi tarjeta y que ahora no me sirven ni para limpiar mis heces, pienso en los dulces pezones de mi primera novia y que talvez murió en este diluvio sin saber que la amaba, pienso en todas las limosnas que di a la iglesia y que en el fondo sabía que se malgastaban en las orgías gay de los “padres” pedofilos.

Nunca tuve miedo a la muerte, porque pensé que llegaría sin aviso, y me sorprendería en el momento menos pensado, pero ahora que llevo 46 días esperando a que llegue estoy seguro que la muerte no es nada, son los momentos antes de que llegue lo verdaderamente aterrador, los arrepentimientos y las dudas, y estar aquí desolado sin saber si mi vida tuvo algún sentido.

Mientras miraba por la ventana vi a mi vecino el viejo Ramón, navegando por el mar de citadina suciedad, embarcado en un viejo librero, impulsándose con sus ancianas y decrepitas manos de nueve décadas, enfrentándose contra el diluvio que había arrasado a esta ciudad y talvez al mundo entero. El ya era un anciano antes que yo naciera, y sin embargo se resistía a quedarse en su habitación a esperar la muerte, ¿Eso era valentía? ¿Acaso no había vivido demasiado? ¿Por qué se aferraba a la vida de una forma tan desesperada?...No lo se, talvez tenía los mismos arrepentimientos que yo, y esta decidido a sobrevivir y hacer su vida de una forma totalmente distinta.¿Porque tenemos que estar al borde de la muerte para darnos cuenta de nuestros errores?...si yo pudiera volver a nacer fornicaría cada noche, jamás me tragaría una palabra, golpearía mas cristianos y pasaría mas noches bebiendo que trabajando, gastararía mas en mujeres que en trajes italianos, y me drogaría cada tarde en vez de perder horas con estados finanieros…ojala este diluvio acabe, ojala…sin embargo se que eso no pasara, se que los dioses han decidido que no merecemos la vida, no merecemos el aire que respiramos ya que solo nos dedicamos a desperdiciarla existencia que se nos ha regalado.

Me gustaría acompañar al viejo Ramón en su odisea, pero se que no serviría de nada…ya no puedo recuperar el tiempo perdido, ya no puedo ser niño y gozar la dicha de estar vivo.

Necesite de 30 años para darme cuenta que he ido en el rumbo equivocado, y talvez nunca tenga la oportunidad de renacer. Tan solo te pido señor de los diluvios y de la destrucción, que si existe una nueva creación, y si le da al hombre otra oportunidad de vivir en la tierra, ojala que ellos no tarden lo mismo que yo, ojala que puedan ser felices, ojala que nadie este como yo, en un trigésimo sexto piso con el agua en los tobillos, pensando en cada segundo que perdieron, y que ojala puedan realizar sus sueños.


Me despido del mundo, porque he llegado al final de 30 años de vacío. Hubiese querido hacer el amor por una vez ultima, hubiera querido ser alguien que no tuviera arrepentimientos…pero solo soy un solitario que terminara esta ultima botella de vino y morirá ahogado ante lo inevitable.

http://garricksadclown.blogspot.com/
Cerebrio12 de julio de 2008

1 Comentarios

  • Aroint

    M?gnifico relato Cerebrio.

    Me ha encantado el caudro de la decadencia humana que consigues con tus palabras. Un relato ameno y bien construido el cual lleva encerrado uan interesante reflxi?n... es los momentos en que rompe todo el mundo que nos hemos creado, salen a relucir las bajezas humanos...

    Un saludo.

    12/07/08 02:07

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