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¡al Fin Libre!

Tras tanto tiempo enclaustrado en aquel espacio tan húmedo y oscuro, el aire limpio de la estancia le pareció lo más extraordinario que jamás hubiera podido imaginar. Saboreó el momento, se dejó llevar por la corriente, se deleitó con su luminosidad, y agradeció al anfitrión que cediera a las presiones para otorgarle esa independencia que les liberaba a ambos por igual. No obstante, había algo que no entendía, las caras de los presentes estaban desencajadas por un mueca de disgusto, lejos de celebrar con él la libertad, parecía más bien que ello suponía una contrariedad. Pero no le importó, sabía lo efímero de su existencia, no caería en la trampa de preocuparse por otras sensaciones que no fueran las suyas propias, debía apresurarse para disfrutar al máximo de la oportunidad que le acaban de conceder, así que impregnó el ambiente expandiendo toda su esencia, sabedor de la corta duración de su actividad, y se marchó diluyéndose feliz mientras oía exclamar a lo lejos: "hombre Pepe, ¿otra flatulencia?"
Cesc27 de abril de 2009

4 Comentarios

  • Voltereta

    Una liberaci?n enorme, encantado habr? quedado el carcelero de soltarle, seguramente m?s que el secuestrado.

    Mucho humor en un texto lleno de doble sentido y de mucha imaginaci?n.

    Un saludo.

    27/04/09 08:04

  • Taber

    Me ha encantado tu relato, nunca una flatulencia fue tratada con tanto gusto y esmero.

    Un saludo.

    27/04/09 11:04

  • Cesc

    Gracias a ambos.

    28/04/09 10:04

  • Mejorana

    ?Jajajajajajajaj!

    29/04/09 12:04

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