Sergio abrió los ojos y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Luz estaba de pie enfrente de la puerta, con los ojos emitiendo esa luz azul tan potente.
-Luz, puedes irte, intento dormir. Es tarde.
El robot se acercó a la cama y tocó a Sergio con su fría mano de acero.
-No, debo realizar mi trabajo, los sentimientos no descansan, tampoco vuestro cerebro.
-Luz, apágate, hasta por la mañana yo no puedo trabajar, estoy cansado.
-El cansancio es algo psicológico, si no quieres no estas cansado-El robot se dirigió a la puerta lentamente; sus pies de acero hicieron crujir la madera del suelo de la habitación-Iré yo, no es necesario que vengas conmigo. Por la mañana tendré mucha información que darte.
Sergio suspiró y se volvió a dormir, confiando en que el robot no se perdería en la ciudad.

Luz salió del piso y bajó las escaleras hasta la calle. Cuando salió, la oscuridad era absoluta, el silencio tan espeso que se podría tocar.
La luz azul de sus ojos iluminaba las calles por las que pasaba y alguna que otra baldosa amenazó con romperse al paso de sus pesados pies.

Cuando llegó a la plaza más importante de la ciudad; Luz distinguió una figura que, sentada en un banco, lloraba con la cabeza apoyada en sus manos.
El robot llegó junto a ella en dos zancadas y se sentó a su lado.
-¿Qué es lo que te ocurre, humana?- Inquirió con su extraño tono de voz.
La figura alzó la vista y en sus ojos marrones brillaron las lágrimas aún sin derramar.
-¿Qu..quién eres?-tartamudeo la figura asustada por el aspecto del robot.
-Me llamo Luz, no puedo darte más datos, humana. ¿Por qué derramas tus lágrimas en la noche?- Preguntó.
La chica bajó la vista hacía sus manos en las que sostenía un llavero en forma de estrella.
-Pues... no te conozco así que no sé si debería hablar contigo.-Murmuró.
El robot se sentó a su lado y comenzó a hablar pausadamente, mirando al frente:
"Eres una humana de unos 15 años de edad, te gusta dibujar y tocar un instrumento al que llamáis piano. Ese llavero que tienes en las manos te lo ha regalado alguien muy importante para ti pero no sabes lo que esa persona siente por ti. Lloras porque no está contigo y porque no puedes estar con él. O eso es lo que tu piensas. Los humanos siempre pensáis de forma negativa la mayoría de las veces, no os dais cuenta de que todo lo que ocurre acaba siendo bueno en algún momento, solo hace falta esperar.
Las lágrimas las usáis para desprenderos de la carga negativa que sentís, pero no conocéis el verdadero origen de la necesidad de llorar, de modo que buscáis excusas o motivos por los que llorar. Lo que hacéis es crear una situación negativa reuniendo fragmentos de vuestra existencia."

La chica miraba al robot con atención, siguiendo cada una de sus palabras.
-Los humanos no acabáis nunca de comprender porque lloráis.-Concluyó Luz levantándose del banco.-Lloráis porque necesitáis hacerlo y buscáis excusas para no sentiros blandos o tontos.

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