En la aldea todo permanecía en aparente calma, pero esa calma se debía a la expectación de la gente. La gran mayoría esperaban ansiosos el triunfante regreso de un caballero, el cual había partido con la misión de rescatar a la princesa de su prisión en el castillo de la bruja. Nadie que lo hubiese intentado antes había vuelto jamás. Corría el rumor que dentro del castillo yacían convertidos en estatuas los cuerpos de los que antes habían osado embarcarse en tal travesía.
Este y otros rumores hicieron que en los últimos días cada vez menos aventureros emprendieran la tarea. Por eso todos se asombraron y se alegraron a la vez cuando escucharon a Jiro declarar que cruzaría por bosques malditos, pantanos infestados de monstruos, lucharía contra los dragones, vencería a la bruja, despertaría a la princesa de su largo sueño y la traería devuelta sana y salva para casarse con ella.

Días después, cuando algunos de los más pesimistas daban por muerto a Jiro, una tarde gris luego de la lluvia, el caballero regresó a la aldea. Todos salieron a recibirle con gran regocijo. ¡Una hazaña que nadie había logrado! Pero poco después, lo aldeanos comenzaron a extrañarse al ver que Jiro volvía solo.

- ¿Dónde está la princesa? —preguntó uno. Seguidamente todos le interrogaron con desconcierto.
- ¡Aldeanos! —les respondió— Os agradezco el recibimiento, mas no lo merezco. ¡La tragedia me ha sorprendido! Esto es lo que ha acontecido: Durante mi última batalla, contra la bruja, si bien es cierto que la he derrotado, no significa eso que la destruí. La bruja estaba vencida. Yacía en el suelo casi sin fuerzas. Cuando yo me disponía a tomar a la princesa en brazos, la bruja alzó una mano y apuntó al lecho donde la doncella reposaba. Éste al instante comenzó a arder y a consumirse en llamas. Eran llamas de un fuego infernal y maléfico que tardó pocos segundos en reducir todo a cenizas. La princesa se consumió allí mismo, y entonces, poseído por la ira, acabé definitivamente con la bruja. Luego no me quedó más que volver a la aldea con las manos vacías…

Todos se quedaron en silencio luego de escucharlo. Después de un momento resolvieron que, pese a la trágica pérdida de la princesa, pese a que Jiro no hubiese tenido éxito, era un milagro que siguiera con vida y que hubiese logrado volver en una sola pieza, así que esa noche celebrarían con vino el regreso del caballero.

Ya muy tarde, cuando todos estaban ebrios, Jiro tomó su corcel y se dirigió al bosque. Ya estando ahí, removió las ramas que cubrían el hueco que formaban las raíces de un gran árbol. Dentro, la princesa se encontraba durmiendo plácidamente. La tomó y atravesó el bosque a toda prisa una vez más.
Cuando Jiro llegó a su casa, colocó a la princesa cuidadosamente sobre la cama. La contempló abstraído, como queriendo descifrar el enigma de su radiante belleza; mas el enigma que quería descifrar era otro.
Como ya había hecho un par de veces en el castillo, Jiro volvió a besar dulcemente los labios de la princesa. Esperó unos cuantos minutos, pero la princesa no despertó.
El desdichado caballero se desesperó de sobremanera. Se tiraba del cabello, brincaba, daba puñetazos y patadas al aire. No podía comprender por qué luego de haber superado todos los obstáculos y haber pasado por todo ese sufrimiento, la princesa seguía sin abrir sus ojos.
Entonces recordó; entre las cosas que había extraído del castillo se encontraba el diario de la princesa, así que decidió registrarlo para ver si encontraba alguna pista. Y efectivamente, la última página del diario llevaba por título “Mi verdadero amor”, la cual versaba de la siguiente manera:

Escribo esto en caso de algún día caer en un profundo sueño. Mi verdadero amor:

1- Debe ser alto, rubio y de ojos verdes.
2- Debe ser un príncipe u ocupar cualquier puesto en la realeza.
3- Debe ser dueño de su propio castillo o en su defecto, por herencia.
4- Debe ser amo de extensas tierras, o al menos de una pequeña aldea oprimida pero sumisa.
5- Debe ser capaz de gastar en un día, mi propio peso en oro…

Seguir AutorRecomendar Texto Agregar a Favoritos

1 Comentarios

• 

  Ennimaje

  Me hiciste reír, buen remate.
  
  Yo no usaría tantos peros, pero si tu quieres...

  05/05/13 07:05