Hay algo en mi vida que no me deja vivirla, un lastre que me impide tirar para adelante, un recuerdo que me hace estar anclado en el pasado.

Esta cosa no puede ser otra que tu huella (y mi tozudo afán por renacerla).

Esta hace que odie mi vida y a mi mismo por la forma en la que la llevo a cabo. Tu huella me da los buenos días por la mañana y no me deja dormir por las noches, incluso se me aparece en los sueños con aires de protagonismo. Tu huella hace que desconecte de la realidad y que mis cercanos se pregunten qué me está pasando. Tu huella me da pinchazos en el corazón y hace que este lata con mas fuerza cuando mi vista y tu ser coinciden; momento en el que yo, valiente cobarde, bajo la mirada atacado por los nervios y agarro el cigarro con mas fuerza esperando a que pases de largo con la esperanza de que no lo hagas. Tu huella me hace hacer tonterías; es el principal motivo por el que cada fin de semana ataco mi hígado con el fin de que desaparezca. Pero aún así, sigue allí la muy jodida. Tu huella es la que me ha hecho tastar el amargo sabor del desamor. Tu huella es la que ha entrado mas dentro de mi. Tu huella hace que me conozca mas a mi mismo pero también que dude de quien soy. Tu huella no me deja tomar iniciativas. Tu huella no me deja discernir lo correcto de lo incorrecto. Tu huella me tiene atrapado.

Tu huella y la esperanza,
tu huella y la perspectiva.
Tu huella y la tardanza
que tienes en volver a mi vida.

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