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Soledad Lo Acompañó al Cielo

El vaso de agua era lo único que había sobre la mesa. Sus ojos fijos en ese vaso inmutable estaban ciegos y hastiados. Sonó el portero, sacándolo de su ensimismamiento. Atendió con voz cansada.

- ¿Quién es?

- Soy Soledad, ¿me abrís?

No tenía idea de quién era Soledad. Pero su voz le resultaba familiar, de modo que presionó el botón para que pasara. Fue a su cuarto rápidamente y se enfundó un buzo negro. Se dirigió a la puerta, y la abrió con curiosidad.

Sus ojos grises se encontraron con los de ella, grises también. Aunque los otros eran quizás un poco más fríos. Sin sonreir, sin esperar a ser invitada, pasó a su lado y se sentó en el sillón.
Leandro la miró, sin poder todavía identificar de donde la conocía. Le ofreció un café, que aceptó ella con un monosílabo.

***

Tomó la bebida entre las dos manos y terminó la bebida en dos tragos (en su opinión, ni siquiera esos tazones eran lo suficientemente grandes).

Ella estaba muy rígida, como si fuera incapaz de relajarse. Pensó que probablemente esa fuera la mujer más hermosa que había visto en su vida. Pero algo en su actitud no terminaba de gustarle.

Estuvieron en silencio durante unos minutos. Después, él se puso a trabajar. Si había venido a quedarse allí sentada, bien por ella. Pero no pensaba desperdiciar tiempo, tan valioso, cuando se acercaba una presentación.

***

El único sonido del lugar era producido por el incesante tecleo de sus manos aceleradas. Casi la había olvidado, cuando oyó sus tacos contra el suelo. Se acercó un poco, y se detuvo por un momento. Él procuró seguir tipeando, aunque atento ahora a los ruidos a su espalda. Percibió un momento tenso, marcado por la duda, antes de que ella se pusiera detrás suyo y lo rodeara con los brazos.

Una de sus manos le acariciaba el pelo, la otra se mantenía firme en su hombro, aprisionándolo contra la silla. Como si quisiera moverse. Tenía dedos suaves, y un perfume que amenazó con volverlo loco.

Su concentración estaba irremediablemente interrumpida. Podía ver unos rizos color ceniza cayendo por sobre su hombro.

Volvió la silla para atraerla hacia sí. En ese momento supo que se había enamorado. Soledad lo miraba con esos ojos extraños, de luz condensada. Y ella era el mundo.

Esto es absurdo- pensaba Leandro. Pero por primera vez en su vida, no le importaba. De repente eran uno, o una dualidad en sintonía perfecta. No...lo absurdo- pensaba- era haber existido tanto tiempo sin esa parte vital de sí mismo.

Existido, esa era la palabra. Existido como un ritmo sin melodía. Un ritmo vacío.

***

Se despertó para encontrarla todavía a su lado, mirando fijamente el techo."Hola"dijo esbozando una sonrisa.

Su compañera lo miró con esa expresión distante que tuviera al llegar, casi sin verlo.

Él no lo notó. Le dio un beso suave y se levantó a preparar el desayuno. Ella dijo que sólo tomaría café. Perfecto. Él tenía la misma costumbre.

***

Soledad no se fue nunca. A él le pareció lo más natural del mundo. Le encantaba llegar del trabajo para encontrarse entre sus brazos deseperados y sus manos nerviosas, y escuchar su voz queda que le decía lo mucho que lo había extrañado.

Incluso le gustaba recibir el ocasional llamado atormentado, de esos que lo hacían correr a casa. Lo curioso era que sólo cuando la escuchaba se percataba de lo mucho que la echaba en falta. Como si fuera una sirena encantando al marino.

La necesidad por ella ganaba fuerza a medida que pasaba el tiempo; esa lejanía que una vez notara en sus ojos ya no existía. Y cada vez resultaba más difícil dejarla. Por eso, cuando ella sugirió que no lo hiciera, no tuvo ni que pensarlo: Trabajaría desde casa.

Soledad era su compañera constante, su tormento y alivio. Todo junto. La vida era, cada vez más, ella.

***

Un día quisieron pedir una película, y vieron que no había teléfono. Qué importaba. De todas formas, no necesitaban hablar con nadie más. Y podían ver algo que hubiera en casa.

Cuando empezó a faltar la comida el problema sí resultó un poco más alarmante. Pero ese departamento-burbuja era cómodo,y no pensaban dejarlo a menos que fuera absolutamente necesario. Francamente, comer no les interesaba tanto.

Se pasaban horas acostados, sin decir nada, sintiendo la mutua companía. Nada más importaba en esas ocasiones.

Así llegó el día en que Leandro despertó para darse cuenta de que no quería ni moverse. O tal vez no pudiera. De todas formas la tenía a su lado; ¿para qué levantarse?

Soledad. No había más. Nada más.

***

La miró, y vio que estaba tan débil como él. Pero tan hermosa como siempre. Tal vez incluso más. El amor ardía en sus ojos como en esa primera noche, en que había llegado sin explicar nada. Todavía lo quería, como en ese día tan lejano!

Se inclinó para besar su frente. Esto resultó difícil. Quiso ignorarlo, aunque no pudo, no del todo. Haciendo un esfuerzo increíble movió los brazos para abrazarse a ella. Todo crujía y dolía. Cerró los ojos y se quedaron así, quietos, soñando.

Tenía la garganta seca, y los labios partidos. Probablemente también fiebre. Se preguntó en qué momento habría empezado a enfermar.

Como si eso tuviera la menor relevancia. Eran Soledad y Leandro. Lo único que veía era ella. Estaba con él. Junto a él. Por siempre.

Ese momento perfecto se extendía indefinidamente.

Leandro quiso abrir los ojos y mirarla una vez más. Pero se dio cuenta de que ya no podía. Era demasiado tarde.
Crip10 de abril de 2009

3 Comentarios

  • Voltereta

    Bienvenido a TT, la verdad Crip es que no has podido entrar con mejor pie desde mi punto de vista, pues esta narraci?n es un relato profundo con una visi?n real de lo que la soledad es capaz de llegar a hacer con las personas, has hilvanado una historia de una manera muy interesante que ha acabado llev?ndonos a un final melodiosamente armonizado.

    Un saludo.

    10/04/09 10:04

  • Taber

    Me ha gustado tu retrato de la soledad, compa?era que puede llegar a ser absorvente de una manera enfermiza. Te felicito.

    Un saludo.

    10/04/09 04:04

  • Crip

    Muchas gracias!
    No sab?a si hab?a que presentase en alg?n lado, pero como no encontr? un foro decid? publicar directamente.
    De todas formas, gracias por el feedback. Si alguien tiene alguna cr?tica estoy m?s que feliz de recibirla, tambi?n (sisi, soy mujer)

    11/04/09 12:04

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