En la ambivalencia de mi alma sentimientos de amor y odio persisten en una guerra ambigua, que de poco a poco me consume. Pero al ver tus ojos negros, tan comunes en la diversidad del mundo, pero escasos en lo profundo del ser. Se colma de paz y serenidad mi nefasta vida, una paz irresponsable e inexplicable. De manera incomprensible mi corazón palpita con tal fuerza que casi salta de mi pecho y entre la danza de sus latidos se pierde en lo profundo de tus bellos ojos negros, ojos negros que si hasta con enojo se dirigen a mi no cambian mi sentir.
¡ojos negros!