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El Via Crucis de un Borrico

Caminos tristes y largos, paradas aburridas y desalentadoras y un cuerpo extenuado de tanto trabajo irremunerado, quizás si el borrico pensara jamás haría un trabajo tan pesado y tan tedioso, sólo si tuviera una “enorme voluntad” llegaría a cumplir tal tarea; y es que estas son algunas de las descripciones del sufrimiento ajeno del borrico de semana Santa en Huamanga, que tiene que cargar con el enorme peso de la “fe” de algunos huamanguinos que se postran a las principales calles de huamanga para presenciar la procesión del “Señor de Ramos” , un recorrido largo y un trajín bastante cansado.
El borrico “elegido” por los encargados de la procesión del “Señor de Ramos” tiene un arduo trabajo un domingo, donde miles de peruanos y no peruanos se quedan en casa descansando después de una semana de trabajo; y es que el sufrimiento ajeno de este borrico empieza aproximadamente a las 1 de la tarde, donde la procesión del “Señor de Ramos” sale de la iglesia Santa Teresa ubicada a algunas cuadras de la plaza mayor de Huamanga. En este recorrido este tierno animal es el encargado de llevar bajo su lomo a la estrella del domingo “El señor de Ramos” el cual va acompañado de miles de fieles creyentes y no fieles que imposibilitan el tránsito durante este recorrido.
Y es que el sufrimiento no sólo es llevar sobre su lomo al “Señor de Ramos” sino también tener que soportar la enorme bulla que se genera en el recorrido; también las paradas que se hacen en las esquinas de la ciudad para las respectivas oraciones y la lentitud asemejada a una tortuga con la que se lleva a cabo una procesión como la del “Señor de Ramos”, el borrico llega aproximadamente a su destino a las 5:30 pm: cuatro horas y treinta minutos después de su partida; cansado y de seguro con mucha sed; lo más que recibe es el olvido de la gente y los cero créditos que se le dan por el trabajo. De seguro le resultaría a este animal indignante si gozara de raciocinio que las autoridades y sacerdotes digan “Este recorrido es muy tedioso y bastante sacrificado; gracias a los fieles por acompañarnos”, seguro el borrico diría “¿Y dónde están los agradecimientos para mí?”. Al borrico también le indignaría que al día siguiente salga el nombre de los sacerdotes en primera plana y como los autores del hecho y con alabanzas periodísticas; seguro se indignaría tanto que jamás haría el trabajo; porque el que más trabajó al fin de la escena es el más olvidado.
Muchas veces se olvida a los verdaderos protagonistas de un acto y se le da la importancia a los que muy poco han contribuido para que se consume éste. Así es pues el vía crucis de un burro que tiene que sacrificarse como lo hizo Cristo para hacer al pueblo feliz y libre; donde lo que le dolería más en un hipotético caso en que éste pensara no sería el calor, ni el cansancio ni el fatigo; sino el olvido del pueblo.
Dalmiro22 de abril de 2011

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