Sentada me encuentro a tu lado, y aunque mis ojos
no te miran, te percibo en cada gesto de tu rostro,
en cada movimiento de tu cuerpo a mi vera;
me muerdo los labios para no decir que te quiero,
y me conformo con sentirte cerca; desconozco
si sabes de mis anhelos , si imaginas mi tormento,
la agonía de mi espera, el ensueño por tu entrega,
mientras aguanto mi deseo de ser tu primavera,
de ser consuelo de tu roto corazón, tu escalera
a un cielo de ilusión, donde ya no existan penas.
Pues te hallo entre las sombras de tu nada, en pozo
de dolor que yo no desearía nunca más hacer mío;
sólo querría amor tranquilo, dulces palabras a mi oído
susurradas, un te amo sentido sosteniendo la mirada
me bastara; eso es todo cuanto yo ansío tras triste
condena que ya he pasado, y sobradamente cumplido;
mas en cambio, se vuelve a repetir esa eterna jugada
de mi destino; extraño azar te ha cruzado en mi camino
y comienza la partida; las cartas de nuevo marcadas,
mi alma violentada por miedo a ser otra vez herida.
Y sin embargo, debo jugar esta partida hasta el final
pues mi corazón me lo dicta, aunque mi mente me lo
tiene vetada; sé bien que será mi desgracia o mi dicha
y entre duendes dudas me debato; sé que es tentar
la suerte, mas como siempre me lanzo a un vacío
que no sé si acabará en historia encantada, o letal
memoria de una ilusión fracasada; más habré vivido,
sentido una esperanza, mejor que maniatada mi alma
en la nada, en el yermo abismo de recuerdos cautivos;
la decisión ya está tomada y mi suerte al azar echada;
por ti apuesto, amor, pues por ti batallo enamorada