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Capítulo 3: El Plan Oscuro

3. El Plan Oscuro
Sentado en un trono de piedra, en mitad de un círculo de grandes llamaradas negras y azules, estaba sumido en la oscuridad, el ser que era causante de todo el desajuste en el equilibrio de los mundos, su alma era negra como el más oscuro de los infiernos y su mente era rápida como una víbora. A sus pies tenía a su más fiel servidor desde su juventud.
- Ya está confirmado, el chico ha viajado a mi época.
- ¿Lo has logrado?… ¡ya era hora!- dijo en tono despectivo
- Mi señor, ¿deseáis algo más? – La oscuridad de la caverna tapaba las facciones del ser, pero en su mente se juntaban los hilos de la trama que no había comentado a nadie.
- Si….me interesan los vasallos de tu época, tengo planes para ellos.
- ¿Para qué los queréis?, ellos no os han hecho nada
- ¿Desde cuando criticas mis órdenes?
- Es que…. no lo veo necesario inmiscuirlos en nuestros planes
- Me sirve de mucho tu ayuda…, pero no mezcles términos, tú solo eres un servidor y no son tuyos mis planes, no sospechas ni la mitad de lo que tengo en la cabeza.
- ¿Y si… no cumpliera la misión? – preguntó desafiante
-….¡Avansé!…. – de una larga espada surgió un rayo de color rojo que sacudió el cuerpo del siervo, su mente no controlaba su cuerpo, éste recibía órdenes de otro cerebro.
- Por qué me obligáis, esta maldición me ha obligado ha perder muchas cosas en mi vida, por qué la usáis contra mí – el señor le observaba desde la sombra.
- De no haberlo hecho, crees que habrías conseguido todo lo que tienes, no vales nada, me debes todo lo que tienes y ahora me vas a obedecer, claro, si deseas…tener algo más de poder.- dijo el ser arrastrando las palabras.
- si, señor lo que vos mandéis –dijo el siervo cayendo bajo el dominio de la maldición.
- Debes traerlos todos a Thirenae, el chico no debe saber nada, para que al pillarle de improvisto, le adiestre. – el siervo no contestaba, se quedó mirando el suelo y solo se oía el crepitar de las oscuras llamas.
- ¿Hay algo que deba saber Zaethion? ¿Has fallado en algo?- el siervo conservaba la postura, pero se veía como debajo de la capa, todo su cuerpo temblaba.
- Es…que… es muy extraño
- Cuéntamelo…todo- dijo acariciando la espada
-… Su alma está ligada a las barreras del mundo y antes de viajar se ha infiltrado en Thirenae
-¿Por qué?- gritaba enfurecido- ¡Por qué siempre tienes que fallar! ¡Eres un inepto! ¡Tienes el cerebro de gnomo racundo!
- Señor, por favor…no me hagáis daño, es su alma, no fui yo, no se preocupe solo habló con…- el siervo paró la conversación, había vuelto a meter la pata. El señor se puso de pie y las llamas le iluminaron la cara, su piel era blanca, algunas zonas las tenía engangrenadas, sus ojos eran oscuros, aunque quedaban destellos que mostraban el esmeralda que habían lucido en sus mejores tiempos. Su pelo lucía negro y estaba bastante largo, una gran capa ocultaba sus vestimentas. Bajó las pequeñas escaleras hasta la pasarela que había y le pegó una patada al siervo.
-¿con quién ha hablado?
- No me pegue señor, solo soñó con Limëy y creo que le informó sobre lo que es Thirenae, pero no me pegue más , por favor- el amo le pegó varias patadas más, después paró y con la espada le apuntó y le echó una maldición tan fuerte que sus huesos crujían y sus tejidos se retorcían del dolor.
- No me vuelvas a fallar, tráeme al chico y no tardes mucho, tráelo rápido.
-Si, señor, no se enfade conmigo.
- Dentro de unas semanas, pasaré por la habitación y te dejaré unos objetos trasportadores, así me informaré de cómo llevas la misión y como la lleves mal, te mato allí mismo.
- Vale señor, disculpe señor, no volverá a ocurrir
- No me implores tanto y vete ya, el chico debe estar perdido y sabes que no puede pasarle nada.
Cuando el siervo se marchó, el señor volvió a subir a su trono de piedra, allí se quedó pensando en como atar cabos sin perder nada que le interesase. Si Limëy había hablado con el chico, quizá le hubiera dicho de su existencia y le había alistado a su bando, en la batalla anterior había faltado muy poco para que la luz se hiciera con el poder, pero sus alianzas con las criaturas malditas le habían salvado. La disminución de la magia y de la esperanza en el mundo hacía que aumentara su poder y su autoridad, por ello, debía acabar con toda para que no quedara ni un solo ser sin gobernar, para así alcanzar el poder sublime y modificar los mundos a su antojo. En las barreras ya había colocado rocas de las grutas gnómicas, que estaban absorbiendo el poder de los mundos, para debilitar a los seres y provocar que en un futuro hubiera una gran batalla, en la que esperaba resultar vencedor, para ser el Dios inmortal que venció en la última batalla.
Davatar05 de julio de 2008

3 Comentarios

  • Harmunah

    Este cap?tulo es extra?amente confuso, dejas demasiadas cosas sin atar y no sabemos de qu? est?s hablando. Sin embargo ya creo saber qui?n es ese siervo (y no voy a decir nada para no desvelar la historia a nadie, no vaya a ser que me equivoque). La historia me est? enganchando cada vez m?s, se pone muy interesante. A pesar de la confusi?n general, creo que logras invocarnos a un ambiente fant?stico de la mejor literatura del planeta.

    Un saludo.

    06/12/08 02:12

  • Keitaro

    Retomo la lectura, Davatar... Concido en algo de harmunah pero no por ello tacho que sea tu intencion. Tal vez bastar?a con repasar antes de publicar estos textos para entender si son coherentes los parrafos entre s?.
    Veo que ya vas por el cap?tulo 12, Buen Trabajo!!

    16/04/09 11:04

  • Davatar

    gracias!!!!!

    21/05/09 08:05

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