TusTextos

Las Doce y Trece


Un muelle se ha soltado del antiguo reloj de la iglesia de San Cristóbal, el reloj que está justo bajo el campanario. Dicen que el movimiento sísmico de esta noche lo ha provocado, yo no lo he sentido, pero por lo visto ha bastado para que el tiempo se detuviese a las doce y trece de la noche.
Todo sigue igual que cuando partiste, como si el tiempo se hubiera parado muchísimo antes, y digo yo, ¿no pudo haberse detenido justo en el instante en que fuiste mía?
A las siete de la mañana pondrán las calles, el suelo estará húmedo del rocío, algunos hombres estarán limpiando las aceras, todo parecerá estar como siempre, pero no. No siempre son las doce y trece minutos todo el tiempo.
Al entrar en mi habitación veo tu retrato inclinado en la pared, el viento quizás, pero a mi me gusta pensar que tú si has sentido el latir de la tierra a media noche.
Hace tan solo trece minutos que cenicienta se ha alejado de mí para siempre, y esta vez se ha llevado sus dos zapatos. Hace trece minutos que el hoy se ha convertido en mañana, las brujas llevan volando en sus escobas desde hace trece minutos, y trece minutos llevan aullando los lobos a la luna llena, y quizás lo hagan ya el resto de sus vidas, pues van a ser las doce y trece mucho tiempo.
Otro gallo cantaría si el reloj del campanario se hubiese detenido a las doce menos cinco, otro gallo que no será el que cante al amanecer, pues es probable que mañana (bueno, desde hace trece minutos hoy), ya no vuelva a amanecer.
Y aquí me quedaré esperándote, no se si será eternamente o apenas un instante, ya no se contar el tiempo. Quizás en diez años arreglen el reloj, y a las doce y catorce tu aparezcas, pensaré entonces que has llegado un minuto después de haberte echado tanto de menos.
Hasta entonces, pienso quedarme aqui sentado dehojando margaritas, deshojando girasoles, deshojando cada arbol, sus raices, los relojes; arrancando las manecillas, y arrancando luego el cuatro, el ocho, el seis, el once; arrancando los pomos de las puertas que cerraste, de los querubines sus alas, de tus pies los tacones, de los mios los pantalones, y luego el uno, el siete, el tres, el doce.
Aqui sobra el tiempo, lo que me faltan son más petalos.

Ven de nuevo cenicienta. Aquí sentado, a los pies de San Cristobal, ahora, jamás y siempre se confunden en una misma cosa.

Ahora que no existen las horas, ni las dos, ni las cinco, ni las nueve, ni las diez. Ahora que tan solo fuiste un sueño, ahora que te tengo, ahora que no te tengo.

...te quiero, no me quieres, me quieres, no te quiero,...

...solo un petalo más...

Hasta mañana cenicienta.

00:13


Debenetash11 de septiembre de 2010

9 Comentarios

  • Indigo

    ¿Nostálgico poeta? Muy buena descripción, tú pincel me llevo a pasear tú entorno.-
    Saludos y que ella retorne pronto.-

    11/09/10 03:09

  • Debenetash

    INDIGO: Muchas gracias Indigo. Dudo mucho que ella vuelva, aunque esta mañana he soñado que lo hacía, jejje se ve que al releer el texto, ella no estaba mu lejos de mi cabeza. Un abrazo.

    11/09/10 04:09

  • Nigth14

    una creación hermosa, realmente vibrante. Si fuese por mí, me llevaría a mis favoritos cada uno de tus textos.

    son tan bien dibujado tus paisajes, tus sentimientos; tus letras son la voz del alma que abraza tu sentir, y esos e nota a flor de piel

    saludos excelente texto, me ha encantado un montón!!

    11/09/10 07:09

  • Debenetash

    NIGHT14: Muchas gracias, llevate todos los que quieras. Un abrazo.

    12/09/10 12:09

  • Mary

    Creo que me hice adicta a tu escritura, porque leo tus textos y
    siempre quiero mas jeje. Te lo digo en serio, escribes de maravilla.

    Y tu, sientate en el mirador de San Cristobal, admira la Alhambra
    bajo la luna llena y deja de deshojar, que voy a darle dos patadas
    al reloj para apañarlo jeje.
    El tiempo nunca se debe quedar parado, eso son latidos perdidos.

    Besoss amigo!

    12/09/10 08:09

  • Lau928

    que maravilla, de lo que he leído tuyo este es el que más me ha gustado con diferencia, que sentimiento de apego aún, se puede sentir el dolor de la despedida aún en lo que has escrito, yo he podido sentirlo, me encanta.

    12/09/10 11:09

  • Debenetash

    MARY:Es un honor eso que me dices, de verdad. ¿Quele hago yo si se ha parado solo? ya se los latidos que he perdido, desaprovechado, ya se arreglará, ya los recuperaré. Eso espero.

    12/09/10 11:09

  • Debenetash

    LAU: Tambien es un honor eso que me dices. Yo tambien le tengo mucho cariño a este texto, aunque lo cierto es que he mezclado dos. Un besazo.

    12/09/10 11:09

  • Vocesdelibertad

    Debenetash:
    Siento que no dejaré tus obras, porque imprimes sentimiento, sensibilidad y mucha calidad.

    Es como leer la historia de cenicienta del lado del príncipe, quien expresa los sentimientos tal cual son, afrontando que no hay más zapatilla para regresar pero con sus pensamientos y sentimientos comprometidos a ella.

    Felicidades, me gustó mucho!

    13/09/10 05:09

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