Predominaba el gris, contra una pared se percibía el cuerpo vacío, sin alma.
Toda la vida intentando salirse del tiesto y esta vez lo había conseguido.
No dejó nada que perder había derrochado su vida y energía de un modo frenético
Antes de acabar marchita como un rosal sin regar decidió perpetuar en la retina de los transeúntes como una rosa que acababa de brotar.
El destino le jugó una mala pasada y por el egoísmo social que su tierra rodeaba fue cruelmente de su raíz arrancada. Las manos que la ejecutaron no supieron valorar sus pequeños encantos y al lastimarse con sus delicadas espinas fue lanzada al vertedero sin piedad. A pesar de ello aún conservaba su juvenil aspecto y esa tez rosada que tanto la caracterizaba. Y allí yacia bajo la oscuridad su bonito cadáver, mientras, la jeringuilla su verdadera heroína le proporcionó alas a su alma para que por fin volara con libertad.
(El extraño deseo de vivir rápido y morir joven...)

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