Era la noche más oscura donde un maldito insomnio me haya abandonado alguna vez. La noche era muy antigua, y las sombras se movían como el andar de un loco fantasma.
No había sonido alguno, la soledad era rancia, espantaba hasta el más valiente de los pensamientos, y se expandía con la respiración.
De pronto, una puerta muy vieja se abrió de la nada con gran lentitud, una escalera de luz bien blanca apareció detrás de la puerta.
Una figura vestida de arlequín descendió de la escalera con un objeto muy brillante en su mano, me dijo que él era el flautista de los sueños mágicos, y que sus melodías podían ser escuchadas solo en la profundidad de grandes noches insomnios.
_He venido para ayudarte, soy el flautista de todos los sueños, de mi flauta de cristal, salen sueños que durmieron a príncipes y doncellas a través de todas las lunas del mundo, solo debes imaginar tu melodía más bella, no debes hablar, no debes pensar, solo cierra tus ojos, e imagina tu melodía más bella, yo la tocare para ti, y finalmente te llevare donde nacen todos los sueños.
Cuando abrí nuevamente mis ojos, un reflejo a mi lado me llamo la atención, un rayo de sol que entraba por mi ventana, había dibujado la forma de una brillante flauta de cristal sobre mi cama; igual a la que tocaba anoche, el flautista de los sueños.
