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Catarsis (cuento)

En un pequeño jardín del poblado de Calleva, allá por el año 497 antes de Jesucristo, los pájaros cantaban en las ramas de los endrinos. Desde el alba hasta el anochecer, el murmullo de las aguas del río cercano semejaba un concierto de cantores britones de Brigit, patrona de los poetas; de aquellos poetas que, entrando en el poblado, encantaban a las mujeres con sus dulces baladas acompañadas del sonido de las flautas.

Los druidas enseñaban a sus alumnos asuntos sobre la inmortalidad del alma humana, formando círculos al amparo de aquellos endrinos que llegaban a tener tres metros de altura y mientras comían sus frutos en forma de pasas; haciéndoles saber, de paso, que la diosa Brigit era la hija de Dagda y una Tuatha Dé Dannan; que era la esposa de Bores -con el cual había tenido por hijo a Ruadán- y que tenía otras dos hermanas, también llamadas Brigit, con las cuales formaba la tríada de las diosas del fuego.

Adoradores del dio Lugh (el que era capaz de hacerlo todo) narraban relatos del "Mabinogion" y, en medio de la fiesta general, exaltaban las proezas de Prayderi, Branwen, Manawydan, Math y Gwydion. Mientras tanto, los druidas -magos y brujos del imaginario colectivo de Calleva- eran, en realidad, filósofos y teólogos. Los hombres más justos del poblado.

El sabio Aveto, conocido por todos como El Druida Mayor, dirigía la fiesta que se llevaba a cabo para apaciguar las iras de la diosa Brigit. Con su larga barba blanca, que le llegaba hasta el pecho, se hallaba en medio de los maestros que vestían ropa azul, los inspectores y los alumnos. El culto se componía de oraciones, cantos religiosos, votos y sacrificio. Oraban todos con las manos levantadas al cielo, en una actitud semejante a la de los orantes cristianos, y Aveto les explicaba que la vida de un hombre no podía ser rescatada sino a través de la vida de otro hombre. Así que era necesario sacrificar a uno de ellos.

Muchos, al verse en peligro de muerte, hacían votos de inmolarse a sí mismos después de determinado tiempo si no se encontraba a ese hombre que iba a ser sacrificado. Pero Aveto zanjó la cuestión eligiendo a un malhechor llamado Sábarrab como víctima más propicia para calmar a Brigit. El sacerdote atravesó, con un tridente, a la víctima por encima del diafragma y comenzó a recitar sus augurios mientras la sangre se derramaba desde el altar de piedra al suelo. Las vacas, los caballos y lo perros retozaban por los alrededores.

Y comenzó la danza. Una vestal llamada Alanna, elegida de entre las más bellas vírgenes del poblado a través de un consenso general de todos los hombres -y no sin antes haberse producido entre ellos violentas discusiones, réplicas y contraréplicas- simbolizaba a la diosa mientras el griterío de todos los allí reunidos, pidiendo los favores del dios Lugh para atraer las lluvias, era ensordecedor. Pero el calor seguía siendo asfixiante.

- ¡Hay que inmolar a la diosa! -bramó el iracundo Aveto.

- ¡No podemos hacer eso porque es una diosa! -le respondió Kendra, el más grande campeón de levantamiento de piedras, que estaba locamente enamorado de aquella vestal.

Y cuando mayor era la discusión que había suscitado aquel asunto, con todos los hombres gritando a pleno pulmón para hacerse oír y las mujeres totalmente calladas, estalló la tormenta. Un rayo rajó, de arriba abajo, a un sauce. Otro rayo partió en dos mitades a Aveto. Un tercer rayo alumbró macabramente el jardín y todos los rostros se llenaron de gestos terroríficos. En sus locas carreras para ocultarse de la ira de Brigit nadie se preocupaba ya de recoger el cuerpo yaciente del Druida Mayor.

La lluvia comenzó a anegar todo el bosque y la población de Calleva desapareció, junto con todos sus habitantes, tragados por el vendaval. No se salvó ni la bellísima vestal Alanna ni el apuesto y hercúleo Kendra; pero murieron abrazados los dos como señal de su incorruptible amor.
Diesel29 de diciembre de 2015

1 Comentarios

  • Diesel

    Para ser un buen cristiano no es necesario, ni falta que hace, estar las 24 horas del santo día metidos dentro de una oscura gruta y además de rodillas. No somos masoquistas.

    29/12/15 03:12

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