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Conversación Con Miguel Hernández

Alicante, 27 de marzo de 1942. Entro en la prisin. Me han enviado a estar, por un da, en la celda de un enfermo de tuberculosis llamado Miguel Hernndez, poeta de vocacin desde que el ao 1929, con un poema titulado Pastoril y publicado en el peridico El Pueblo de Orihuela, su ciudad natal donde naci el 30 de octubre de 1910. Entro en la celda. Me encuentro con un hombre totalmente destruido a sus 31 aos de edad.

-Hola, Miguel.
-Buen da, Diesel. Me muero. Y, adems, quieren matar mi voz.

Recuerdo mi propia voz declamando mi propia poesa titulada !Salvadme la voz, compaeros!... pero ahora no importa... ahora importa salvar la voz de Miguel Hernndez.

-No podrn jams hacerlo, Miguel!.
-No lo s, Diesel. Yo ausencia en todo veo. Pero tus ojos reflejan mi fe.
-Ausencia, Miguel, no es ausencia si sientes tu cuerpo en todo.
-En todo?. Qu quiere decir en todo?.
-Los agrios huertos, los azules limonares, Miguel esos frutos dorados que escribiste para regar azahares las palomas, Miguel!.
-Diesel las palomas!. No dejes que maten a las palomas!.

Una pena picuda y deslumbrante se refleja en este triste Miguel al cual slo le quedan ya escasas 24 horas de vida.

-Escucha, Miguel si t quieres, yo ser hoy tu eterna sombra.
-La que crea que su luz era la ma!.
-Y es la tuya. Con un poema profundo le devolver la vida.
-Puedes devolver la vida a la luz que era ma?.
-S puedo si t lo deseas.
-Claro que s, compaero!.

Y pienso en Miguel Hernndez y en su esposa Josefina Manresa antes de escribir

-Vientos del tiempo me llaman,
vientos que abren silencios
dolores de una mujer
dolores que no tienen precios.
Si los azules te matan
Los rojos sern tus sueos.
-Los rojos claveles, Diesel?.
-S. Esos claveles ponan sus querencias en tu acento.
-Y yo que soy ya ausencia de aire
-Ausencia, Miguel, no es ausencia si oste tu cuerpo en todo.

Saco mi cajetilla de tabaco puro y le brindo un cigarrillo. Miguel lo agarra con tanta ansiedad que parece un nufrago asindose a la tabla de su salvacin. Yo le miro a los ojos mientras enciendo el mo.

-Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y que mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos.
Yo guardo silencio
-Dselo a tu esposa pensando en mi Josefina.
-Gracias, Miguel. Se lo dir pensando en la tuya. Y t no sufras olvido que el olvido jams podr vencerte. Escucha
-Olvido de rojos claveles
en el viento de este cielo.
Son ellos todo mi anhelo
en esta sangre de mieles.
Y es que huelen a miel los campos alicantinos cuando Miguel va muriendo sin morir
-Me estoy muriendo
-Jams, Miguel, jams morirs en el olvido, que todo aquel que poetiza cuando los vientos del pueblo le llevan queda eternizado en todas las primaveras.
-Qu primaveras aquellas, Diesel, aquellas junto al ganado de las que me hicieron perder..
-No te preocupes. Tambin yo perd algunas primaveras; pero la verdadera ha llegado ya, Miguel.
-Mis ojos ya no la vern.
-Llegar, Miguel, en forma de cartas que nadie jams podr eliminar.
-S. Recuerdo: El palomar de las cartas abre su imposible vuelo desde las trmulas mesas donde se apoya el recuerdo, la gravedad de ausencia; el corazn y el silencio. Oigo un latido de cartas navegando hacia su centro. Donde voy, con las mujeres y hombres me encuentro, malherido por la ausencia, disputadas por el tiempo. Cartas, relacione, cartas: tarjetas postales, sueos, fragmentos de la ternura, proyectados en el cielo, lanzadas de sangre a sangre y de deseo a deseo Sguelas t como quieras, Diesel.
-Cartas que, desde la tierra, se levantan hasta el cielo llevando verbos floridos en los puales del viento. Cartas que nunca mueren porque slo son misterios de poetas liberados en este profundo sueo donde los hombres caminan siempre mirando al suelo y las mujeres levantan sus voces de puros anhelos que siempre estn impregnando este luto, este duelo entra la vida y la muerte sin tenerle jams miedo a las edades yacidas, arrojadas por los suelos de estos campos germinados con lgrimas de consuelo.

Tose violentamente Miguel Hernndez, tumbado en su camastro. Tose y en un pauelo recoge su propia sangre. Despus me mira diciendo:

-Mi sangre es un camino y mis palabras mi alcoba.

Es el Miguel hombre y poeta.

-Escucha Miguel. En las Amricas aprend lo que era mi alcoba potica. Quieres que lo intente de nuevo por ti?.
-Yo jams pude ir a las Amricas. Me detuvieron los polica portugueses cuando quise intentarlo.
-Entonces, para ti, reinvento Amrica de mi alcoba.
-Eres capaz de reinventarlo por mi?.
-Por ti y por los que son como t claro que puedo!. No importa que sean otras palabras. El sentimiento es el mismo.
-Adelante, Diesel!. Lgralo por m y por los que son como yo!.
-Pues entonces aqu va mi segunda versin de Amrica de mi alcoba:

Amrica de mi alcoba
cunto deseo entrar
en tus honduras de mar
y ser como el salvador
de tu poesa y soar!.

Estados unidos que sienten
en la cuba de un lagar
sus granadinas silvestres
y hay en este soar
un ecuador silente
que me permite cantar
con argentina y valiente
voz de caliente clamar
como salida del vientre
de la costa rica de azahar.

Yo no soy santo de altar
sino de los barbados humanos
que estando en el alta mar
buscan un puerto rico de manos
unidas en el deambular
por la dominica suerte
viendo a Guadalupe pasear
en medio de la corriente
y a Santa Luca buscan rezar
vista nueva para Occidente.

Amrica de mi alcoba
cmo bebo de tus fuentes
para poderme saciar,
con sudores en la frente,
el ansia de mi crear
poemas para tus gentes!.
-Voz de sangre caliente es la tuya, Diesel!.
-Ser que la he aprendido del incallable metal lquido que eres.

En medio de su desgracia, Miguel Hernndez logra sonrer un momento.

-No, Diesel, no estoy seguro de que la has aprendido de Dios.
-Miguel qu hay detrs de la sepultura de la Imaginacin?.
-El viento.
-Pues del viento de Dios la he aprendido.
-Es que es verdad que Dios existe?.
-T lo dijiste bien claro: beso que rueda en la sombra: beso que viene rodando desde el primer cementerio hasta los ltimos astros.
-Entonces Dios existe de verdad?.

Vuelvo a mirarle a los ojos. Le quedan ya pocas horas de vida.

-Miguel, para la Libertad es necesario que exista Dios.
-Pero el hombre acecha Diesel el hombre acecha
-Qu hombre, Miguel?.
-El hombre que me aparta de la vida.
-Levntate, Miguel!. Levntate y despliega tu arte.

Miguel Hernndez hace un gran esfuerzo, vuelve a toser y a escupir sangre en su pauelo rojo pero consigue levantarse por unos minutos.

-Alto soy de mirar a la palmera,
rudo de convivir en las montaas
Yo me vi bajo y blando en las auras
de una ciudad esplndida de araas.
-Te ests refiriendo a Madrid?.
-S, Diesel, al Madrid de la Almudena que era mujer y al Madrid de los aldeanos.
-Cierto, Miguel. Madrid es como una aldea hoy pero se convertir en un Sueo maana.
-Falta mucho para eso?.
-Espera slo a que se mueran los que te han querido matar.
-Pero me han matado
-No. Abrirn todos los das sus enciclopedias y t estars siempre all. Luego no te han podido matar.

Miguel Hernndez vuelve a tumbarse difcilmente en su camastro.

-Te ayudo?.
-No, Diesel ya has hecho mucho por m!. Tengo estos huesos hechos a las penas: Nadie me salvar de este naufragio sino es tu amor, la tabla que procuro, si no es tu voz, el norte que pretendo.
-El rayo no cesa Miguel el rayo no cesa nunca y ese rayo siempre alumbrar tu recuerdo en medio de las tormentas.
-Pero yo amo el silencio y la paz.
-Y vendrn, Miguel, vendrn. Vendrn el silencio y la paz detrs de las tormentas.
-Cundo, Diesel, cundo?.
-Cuando, jugando un poco con una frase tuya, el barro d paso a la amapola.
-Me muero, Diesel, yo ya me muero puedo hablar contigo de teatro antes de irte?.
-Me ir slo cuando cierres los ojos y pases a la Eternidad de las enciclopedias as que puedes hablar cuanto quieras de teatro conmigo.

Miro el reloj de mi mueca izquierda. Faltan pocas horas para que me hagan salir de la celda. Pero tengo todava tiempo; porque siempre hay tiempo cuando se desea tenerlo.

-T escribiste El labrador de ms aire y El torero ms valiente yo escrib El juicio de Jos y Nunca morir pero en la distancia que hay entre tu labrador y tu torero y mi Jos y mi nunca morir existe La Carreta.
-Qu es La Carreta, Diesel?.
-El teatro, Miguel, el teatro hecho compromiso con el que me dirijo a los jvenes con conciencia de lo que es el mundo.
-Y fuiste capaz de hacer eso a pesar de la hipocresa del mundo?.
-Por eso mismo, Miguel, por eso mismo
-Yo propuse en mi obra a un don Juan airoso pero acobardado ante las mujeres en cierto modo. Por eso no sabe de las mujeres casi nada.
-En eso somos parecidos aunque diferentes, Miguel, porque yo propongo tambin a un don Juan airoso pero, con la variante, de que al tener miedo a las mujeres se vuelve siempre violento.
-Las mujeres que propuse yo son slo artificio, Diesel t sin embargo las propones verdaderas. Por poner un sencillo ejemplo, hablemos de Luisa, una protagonista secundaria a la que yo apenas la doy espacio y, sin embargo, tu le das distancia
-Si, Miguel no s que quieres decir con eso pero yo a Luisa, una protagonista secundaria le di la distancia de la Lejana.
-Porque lo que te diferencia del resto de autores, Diesel, es que t proporcionas profundidad entera no slo a los protagonistas principales sino tambin a todos los secundarios y hasta terciarios aunque slo tengan un solo instante de aparicin en la obra.
-Miguel no te critico ni a ti ni a nadie pero yo tengo esa costumbre. Para m cualquier hombre o mujer o nio o anciano que sale a un escenario tiene que ser por un motivo lo suficientemente trascendental para hacerlo aunque diga una sola palabra o lance un discurso completo.
-Vers Diesel. Lo consigues porque nunca propones cuestiones basndote en presupuestos ideolgicos y eso, ahora lo entiendo Diesel, eso es Libertad. Yo creo que la verdadera genialidad es crear mundos completos para cada personaje, exactamente como lo haces t. Cmo lo consigues?.
-Fe, Miguel slo es Fe.
-Scame de este infierno, Diesel!.
-Salvar tu voz, Hernndez, salvar tu voz: Rabioso llueve el verano de chicharras y calor. Soy un ro de sudor. Tengo cansada la mano.
-Gracias, Diesel!.!Que Dios te bendiga!.
-Ms all de tu muerte, tu aliento, Miguel Hernndez, te har labrador del tiempo. Ya lo vers. Ya lo vers, Miguel.

Miguel Hernndez cierra los ojos lentamente. Ha muerto su cuerpo pero el rayo de luz de su voz no. Salgo de la celda. Salgo de la crcel. Veo sus muros. All dentro hay algo ms que Silencio. Pienso en La Carreta. Miro al cielo.
Diesel04 de abril de 2010

2 Comentarios

  • Diesel

    Gracias por comentar.

    11/04/10 10:04

  • Diesel

    La próxima vez le haré unas cuantas preguntas a Mao Tse Tung... jejeje... a ver qué me contesta...

    11/04/10 10:04

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