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De la Verdad a la Falsedad Hay, al Final, un Gran Abismo.

La diferencia entre ver las cosas y comprender las cosas no está en el ser humano: los saberes humanos hasta ahí no llegan. ¿Es cierto esto que dicen algunos filósofos?. ¿O no es cierto?.

Se puede llegar a saber cómo pasan las cosas (no hace falta consultar a los sabios para eso) pero ver las cosas hasta comprenderals ¿podemos hacerlo?. Muchos sabios dicen que no. Yo discrepo. Yo digo que sí.

Quizás no nos guste el conocimiento de nosotros mismos y si no nos gusta conocernos a nosotros ¿cómo podemos comprender el conocimiento ajeno a nosotros?. Hablamos de la empatía y todos sabemos lo que es la empatía. ¿Estamos preparados para llevarla a la práctica?.

Del saber de cada uno se desprende el conocimiento del saber de los demás. Algonos porque son idénticos a nosotros. Otros porque son totalmente opuestos. Y la mayoría porque son múltiples variables entre lo igual y lo distinto a nosotros. Hablar de generalidades no contenta a nadie que busque el verdadero conocimeinto de las cosas y de las gentes que hacen cosas. Hay que tener un apetito muy sensible para poder empatar con los demás (sobre todo si son opuestos a nosotros). Para poder conocer la opinión de los demás, basta con un sólo hecho: manifestar interés. Pero no debemos conocer esas opiniones ajenas a través de nuestros propios intereses (eso es tergiversar la verdad de esas opiniones) sino a través de una opción natural, la de desprenderse de toda clase de prejuicios y descubrir las verdades mirando a los ojos de las personas y viendo en ellos todo lo que podemos apreciar o rechazar de sus personalidades.

Aumentados esos saberes se aumenta más la dicha propia y, a la vez, se disminuye el desconocimiento que tenemos por culpa de la ignorancia. Las dudas, en este proceso, son siempre razonables mientras estemos en el camino de descubrir las verdaderas causas humanas. Después, cuando todo se hace transparente y lúcido ya no hay dudas: la claridad nos introduce en la luz.

Muchas veces la barrera es la razón. En esos caso hay que echar mano del instinto natural. En este sentido, el instinto natural realiza grandes descubirmientos que nos dan mayor conocimiento de las cosas y las gentes que hacen cosas. Después es cuestión de introducir de nuevo a la razón en nuestros instintos naturales.

Quien tiene las llaves de sí mismo puede abrir las puertas de muchas otras personas. Todo consiste en creer firmemente lo que somos para poder interpretar lo que son los otros. En este orden de conocimientos hay muchos senderos distintos por desbrozar, pero una vez aclarado el bosque tenemos todos una clara propuesta poara interpretar dicho conocimiento.

Porque en definitiva, entre la verdad y la falsedad hay, al final, un gran abismo bien visible.
Diesel30 de agosto de 2008

2 Comentarios

  • Mejorana

    Hay tantas Verdades, que s?lo s? que no s? nada.
    O que no hay m?s verdad que la m?a.

    31/08/08 02:08

  • Diesel

    Esa tu verdad, la tuya misma y certera, es la que te hace crecer y seguir creciendo como humana, Mejorana. Es una verdad al otro lado del abismo y por eso la falsedad no habita nunca en ella. Es la verdad flexible, la que se puede ir modificando con el tiempo pero nunca desvirtuando su esencia que permanece siempre viva. Un bezzzote.

    31/08/08 11:08

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