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Dejadme Aquí...

Dejadme aquí...
donde la ausencia de las condenas ajenas
me llena de soledad el alma
y la vida...
la vida entera...
me produce este ansia de la paz.
Calma.
Todo lo que soy es esa faz
que en mi mundo se proclama.

Aquí... desnudo de palabras y silencios...
con este éxodo de llanto y de cantares
que el viento...
vivo aliento...
me guía por los rosales
del tiempo...

Iré por el camino de los sueños
llevando estos versos de alba
como cuentos...
vientos...
y una ausencia en el alma.

Dejad quieto este sentir sin dueño
que escapa...
y dejadme quieto en este mundo
donde mudo
el silencio se hace nada
y en esta hora inacabada...
siempre en el tiempo inesperada...
dejadme libre y sin recuerdos.

¿Que importancia tienen los cuerdos
que ansían las hojas del laurel?
No es aquel
el mundo de mis acentos.
Los vientos...
dejad que los vientos en tropel
me lleven de misterio en misterio.

Dejadme aquí... en este incierto
saber que soy más segundo que milenio
y, envuelto en los años con presencia,
dejad que la esencia
de este ser llamado para el fuego
sea después... luego...
el único recuerdo de existencia.

Yo no soy más que una persona
que invade el tiempo de la nada
y en la guerra de la gloria enfrentada
mi rima no es lo que a otros desespera.
La espera
es dura y larga.

Nunca bajo la luz del éxito alcanzado
está de mi fugaz vela su llama.
Ama...
ama mi sed el agua del silencio...
sin precio...
sin entrada...
solamente buscando ese discurso
del gesto y la figura.
Dura.
Dura es esta jornada.

Dejadme aquí...
donde me es ajena la mirada
porque estoy dormido entre mis sueños
en la lejana compañía encontrada
y en la entrada del cualquier jardín
surja, por fin, la alborada.

Dejadme aquí...
soñando siempre con la nada...

Que aquí todo me conduce
a una presencia inacabada
y al límite profundo de mis versos
en infinita rima concentrada.

Guarda sus poemas este universo
de sílabas y luces encontradas
mientras yo sigo siendo ese beso
que roza el aire del mañana.

Dejadme aquí...
donde las sombras se han vuelto alargadas
porque el destino de todos mis olvidos
están ya cumplido... y se acaba...
se acaba este sentirse perseguido
por alguien que tan pronto alaba
como en la espalda te mete ese cuchillo
de voraz palabra envenenada.

Dejadme aquí...
donde la ausencia de las condenas ajenas
me llena de soledad el alma.

(Homenaje a León Felipe)
Diesel20 de mayo de 2015

1 Recomendaciones

2 Comentarios

  • Hache

    que hermoso poema... tanto sentimiento tanto desamor...
    sigue asi...
    saludos

    21/05/15 05:05

  • Diesel

    Muchas gracias por leer y comentar. Un abrazos amistoso. Lo más difícil no es seguir sino saber hasta dónde queremos llegar.

    21/05/15 10:05

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