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El Juramento, Enjundia y Relatividad (reflexiones)

Se ha puesto cada vez más de moda eso de que las gentes políticas ya no juren nada sino que se limiten a prometer mediante palabras; Así que pensando en ello, me encuentro con lo siguiente de Sergio Domingo: "Las palabras se las lleva el viento ilustra aquellas situaciones en las que se dice mucho pero no se plasma nada en un texto que pueda obrar como documento comprobable de lo acordado. Alude a las promesas de dudosa concreción. Aquí se toma al "viento" como responsable del asunto. Esto se debe a que las palabras expresadas oralmente son lanzadas al aire, motivo por el cual aparece el "viento" como culpable de llevárselas de un modo irrecuperable hacia un destino desconocido. No obstante, como todo es relativo (al menos para mí), no faltan casos comprobables en los que se escribió y nada se cumplió. Y más aún. Cuántas veces se acordó algo de palabra y la honorabilidad de los interlocutores provocó que todo se llevara al pie de la letra".

Concuerdo en todo con Sergio Domingo excepto con eso de que todo es relativo, puesto que para mí (y yo también escribo para mí entre paréntesis si es necesario hacerlo) hay cuestiones que o son absolutas o no son absolutamente nada. Estoy hablando de los juramentos. ¿Por qué será que ya a las gentes políticas les está entrando el gusto de no jurar sino solamente de prometer? Es muy sencillo de descubrir. La promesa no compromete. El juramento compromete. Así que empiezo a hacer memoria y me marcho a mis 21 años de edad. ¿Qué me sucedió en el año de 1970 después de Jesucristo? Que me encontré ante la tesitura de comprometerme a través del juramento o de lavarme las manos con alguna promesa que no me comprometía en absoluto.

No he sido nunca, ni lo soy, ni lo seré jamás, un objetor de conciencia porque me parece que es la postura más cómoda de no comprometerte con total seriedad a algo que se necesita para forjarte como un ser humano que sabe jurar y sabe cumplir con lo que jura. Así que cogí el petate que me dieron en el Paseo de María Cristina, de Madrid capital, me puse en la fila de los que íbamos a subir al tren en la antigua Estación de Atocha, también de Madrid capital, y desembarqué en el Centro de Instrucción Militar número 2 (CIR 2) de Alcalá de Henares, en la provincia de Madrid. Y allí estuve yo pasando mis tres meses obligatorios para prepararme llegada la hora de jurar o de no jurar.

Jura de la Bandera. Llegó el momento decisivo. ¿Jurar con compromiso absoluto o guardar silencio para no tener más que el compromiso relativo de hacer o no hacer? No tuve ni que pensarlo. Decidí jurar con la voz en alto para comprometerme de manera absoluta porque, en ciertas cuestiones, o eres o dejas de ser. Y yo era un soldado porque había aprendido a ser un soldado. Esa es la raíz verdadera (la del compromiso absoluto que te da personalidad de honesto, honrado y valiente) de por qué ahora soy, y sigo siendo, un soldado cristiano. Aprender ciertas cosas en la vida no sólo no te lleva a la frustración (como dicen muchos de los que se pavonean de ser objetores de conciencia) sino que te forja como un ser humano que sabe cumplir lo que jura.

A mis 21 años de edad, sin obligaciones que me empujaran a empuñar las armas y ser un soldado, voluntariamente hice el servicio militar obligatorio (aquel que tanto criticaban los objetores de conciencia para ocultar su miedo a tener que empuñar algún día sus armas para cumplir con el juramente de defender a la patria). Esto es lo que está sucediendo con muchas gentes politicastras (y digo gentes porque no los considero personas y politicastras porque son para ser ignoradas) a la hora de ser o no ser un verdadero español. No hablo de ideologías sino de compromisos. Sobre las ideologías ya he hablado en muchas ocasiones y simplemente paso absolutamente de todas ellas porque, además, me parecen ya muertas (como mucho zombis vivientes) pero el compromiso es algo radicalmente opuesto.

¿Qué es el juramento? A algunos se les debería caer la cara de vergüenza ante esta pregunta; pero está super demostrado que tienen mucha cara pero desconocen lo que es la vergüenza. Y con este feliz recuerdo de aquella mañana en que juré la bandera al lado de otros miles de españoles que también lo hicieron en voz alta (allá con sus conciencias y sus remordimientos de quienes no solo guardaron silencio sino que no se atreviero ni tan siquiera dar un beso a la bandera) cierro mi Diario, en el día de hoy, para seguir compometido con esto de ser soldado a favor de las causas justas. Y me parece que Dios, al igual que la Patria, son valores tan absolutos que pasan a ser las referencias de los hombres de verdad; los que saben cumplir sus promesas porque no han tenido miedo de jurar y porque no tenemos intereses a la hora de hacer que nuetras palabras se conviertan en hechos. Que la actualidad les pille a muchos bien confesados. Yo sigo jurando lealtad a los valores absolutos: Dios, Patria y Rey. Por ejemplo.

A muchos, hoy en día y a pesar de que ya estamos en pleno Siglo XXI después de Jesucristo, les citas la palabra enjundia y se quedan en la inopia; es decir, que se quedan como en el limbo, en ese espacio mental donde la nada les inunda por completo. ¡Qué razón tienen los sabios al decir que, para sobrevivir en esta vida, es necesario saber hasta latín! Pues sí. Resulta que es cierto. Da la casualidad de que enjundia deriva de la palabra latina "axungia" que, sabiendo latín, resulta que proviene de dos raíces latinas: "axis" que significa "eje" y "ungo" que significa "sustancia". Con esto ya podemo afirmar, sin equivocarnos ni dar pie a ninguna clase de duda, que enjundia significa "constitución o cualidad connatural de una persona". En otras palabras, lo más importante de una persona y lo más importante de alguna cosa no material. Así que, sabido ya esto, hablemos del amor una vez más.

Me apetece, antes de entrar en lo de las relatividades, recordar a Raphael: Hablemos del amor una vez más que es toda la verdad de nuestra vida. Paremos un momento las horas y los días y hablemos del amor una vez más. Hablemos de mi amor y de tu amor, de la primera vez que nos miramos. Acércame tus manos y unidos en la sombra hablemos del amor una vez más. ¿Qué nos importa? ¿Qué nos importa aquella gente que mira la tierra y no ve mas que tierra? ¿Qué nos importa? ¿Qué nos importa toda esa gente que viene y que va por el mundo sin ver la realidad? Hablemos de mi amor y de tu amor, de la primera vez que nos miramos. Acércame tus manos y unidos en la sombra hablemos del amor una vez más ¿Qué nos importa?¿Qué nos importa aquella gente que mira la tierra y no ve mas que tierra? ¿Qué nos importa? ¿Qué nos importa toda esa gente que viene y que va por el mundo sin ver? ¿Qué nos importa? No hagamos caso de nadie y hablemos de amor, de nuestro amor"

Una vez ya centrados del todo, resulta que sí, que el amor es un valor absoluto digan lo que digan los "filosocastros" de la posmodernidad que tan grande cacao mental tienen que ya no saben ni conocen del amor nada más que hubo una época histórica en que existía. Entramos en la relatividad. Siempre nos encontramos con la misma canción: haz lo que quieras con el amor porque todo es relativo. Ya me contarán a mí a dónde van a parar todos esos que siguen ese lema. Simplemente a encontrarse con que ni saben lo que es el amor ni saben lo que es amar. Hay algo fundamental que los relativistas, con sus enormes ansias de pasar a la posteridad, han olvidado. Hablan del amor pero han olvidado el amor. Curiosa paradoja que ni ellos mismos saben cómo solucionar porque se han introducido (y de paso han introducido a millones de seres humanos que han caído en las redes de sus engaños) en la más grande y absoluta de la mentiras. Porque da la casualidad que el amor, lo que es el amor cuando nos referimos al amor, es un valor absoluto.

Voy a dar una pista verdadera: Primera de Corintios 13 (de la Biblia Reina-Valera 1960): Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor".

¿Hay algo más absoluto? Piesen, piensen relativistas, porque a lo mejor hasta descubren de nuevo la Tierra como si la Tierra no hubiese existido jamás. Y es que según la relatividad puede que no haya existido nunca la Tierra (ya que todo es relativo) y hasta puede que nuna jamás ha habido un hombre amando a una sola mujer y una mujer amando a un solo hombre (ya que todo es relativo). Esta noche ya saben que hay función. Elijan. Elijan entre dos posibilidades: amar o seguir con los cuernos. Y eso sí que es absoluto porque se ven y no se pueden ocultar.

Enjundia y relatividad. Esa es la clave de los que, estando en el limbo, creen haber descubierto la panacea de la felicidad cuando están continuamente demostrando (y además lo dicen) que sólo son unos desgraciados. Así que así están todavía, a pesar de que ya es el Siglo XXI después de Jesucristo, predicando que todo es relativo pero que, al llegar la hora de la gran verdad, beben hasta caer borrachos para poder olvidar. Será que tienen enjundia de mentirosos y quizás no se atrevan a decirlo.
Diesel14 de enero de 2016

4 Comentarios

  • Diesel

    Dicha la verdad todo lo demás... es mentira...

    14/01/16 03:01

  • Diesel

    La verdad es la verdad... y la mentira es la mentira... y he aquí dos cuestiones totalmente absolutas...

    14/01/16 03:01

  • Diesel

    Arrivederci, Roma y ¿comme ta le vous? Viva Hasenforder.

    19/01/16 10:01

  • Diesel

    Y parió la abuela...

    19/01/16 10:01

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