El primer encuentro siempre se encuentra dentro de nuestra alma. No es posible encontrar el camino de la paz y de la igualdad de derechos humanos si antes de proclamar una ley no tenemos en cuenta lo que de bondad debe haber, por obligación natural, en este mundo. Muchos se han olvidado, a la hora de promulgar leyes infaustas, que la belleza del gobierno de los hombres y de las mujeres, bien marcadas sus diferencias a pesar de caminar juntos, reside en un lugar interno llamado alma.
Quienes niegan la existencia del alma es que han olvidado ese primer encuentro con Dios. Es más... muchos ni tan siquiera se han preocupado de entender que la falta de Dios produce ausencia de sensibilidad. Es por ello, por la falta de ese primer encuentro con la divinidad que representa Jesús de Nazaret y su Palabra, por lo que el mundo marcha a la deriva, con las emociones desequilibradas hacia el lado del odio, la guerra, la pelea infausta de los hombres contra las mujeres, la confusión de los géneros y tanta parafernalia democrática que sacan de la chistera de una magia inexistente.
La verdadera magia, la que nos alumbra de paz, armonía y hermandad, no nace de una chistera más o menos deslumbradora... sino de ese alumbramiento que produce el primer encuentro con Él. Algunos, al leer la palabra Él, no saben dónde esconder sus vanidades... esas vanidades de las que nos habla la Sagrada Biblia y que está suplantando al amor en el alma de muchos seres humanos. O cambian o sucumben. El primer encuentro con Dios en el centro de nuestra alma es la respuesta para el futuro humano.
Mi querido Diesel:
Yo le agregaria:Amorce los unos a los otros como Dios nos Ama.
un bello escrito de los que me gustan los que se mueven no de los estancados.
besos y mis bendiciones.
