El conocido premio Nóbel de la Paz (en 1962), Albert Schweitzer, que era misionero y teólogo protestante, dijo un día públicamente: "Con veinte años todos los seres humanos tienen el rostro que Dios les ha regalado, que vive ansiando tenerlo todo sin pasar por los trabajoso que es el consgurilo, que no se cansa de pedir o mendigar oportunidades para "trepar" por la escala social y que es capaz de engañar a cualquier precio (aunque sea por una miserable cantidad de 45 euros son capaces de "vender su alma al diablo). Gente a la que no le importa el sufrimiento de otros seres humanos con tal de estar bien cómodos en su egolatría insensible y en sus ansias de poder, dinero, sexo, etcétera.

Cuano encuentras gente así, despiadada y sin corazón ante los males de seres ajenos a sus intereses particulares, comprendes lo que dijo un día el célebre y famoso actor Groucho Marx: "Yo nunca olvido una cara, pero en su caso, haré una excepción".

Hay gente que lo tiene todo (y yo diría que aún más que todo) por haber nacido en una familia poderosa en concreto (como los parientes de los capos de la "mafia", pongamos por ejemplo, Al Capone), gente que ha ganado mucho dinero en algunos negocios con poco esfuerzo, gentes que, con tal de conseguir sus metas de "trepar" en la escala social son capaces hasta de ofrecer a sus propias esposas para subir (aunque sea sólo un mínimo y magro escalón de la misma). A veces tienen un aire de superioridad que denota su propia falta de inteligencia y de razonamiento lógico. El problema con ellos es la cantidad de "seguidores" (entre comillamos ese "seguidores" para entendernos con claridad a quiénes nos dirigimos) que tienen. Son los que les admiran porque les gustaría estar en su lugar. Lucha de "lobos" y "lobas" contra "lobos" y "lobas".

Hay gentes que quieren aparentar lo que no son, poniéndose "máscaras" y "antifaces" para ocultar lo que sí son. Gentes que jamás se preocupan por los demás salvo en el caso de sacar "tajada" de ellos. Gentes que esperan que todos los demás seamos sus esclavos. Como resume perfectamente un refrán gallego: "Un padre puede cuidar a diez hijos, y diez hijos no pueden atender a un pare"... o como dice una refrán castellano: "Cría cuervos y te sacarán los ojos".

Hay caras que dicen "no" sólo con verlas. ¿Lo habéis pensado alguna vez en vuestras vidas?. ¿Lo habéis experimentado quizás en el colegio o en la universidad: en el puesto de trabajo o en las charlas de café?...

Cuando estamos perdidos y necesitados (de eso sabemos bastante los dos) y estamos enm plena soledad, sin que nadia, absolutamente nadie, nos hag aun favor, hay algunas persoans cuyo rostro nos atrae. Es como si supiésemos que nos van a ayudar. Otros (la inmensa mayoría) no. Nos dicen no a secas. Sin explicación alguna. Sin piedad. Sin compasión. Nos dicen no porque sus caras sólo buscan la oportunidad de quienes brillan y no la oscuridad de los vencidos por la vida. En cuanto los ves (y nos referimos a los que dicen no), tienes ganas de salir corriendo hasta llegar al otro lado del continente...

Hay personas a las que no les importa vivir engañando a otros con un "doble juego" y hasta una "triple moral" con tal de que ellos puedan llegar a dónde quieren. Aparentan mucho, aunque son sólo "cascaritas" humanas, para llegar a se los reyes del "mambo" o del "rock and roll"; pero tarde o temprano aprenden en sus propias carnes aquella hermosa lección que nos dejó escrita Abraham Linclon: "Se puede engañar a unos pocos durante todo el tiempo, se puede engañar a todos durante un poco de tie`mpo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo". Y yo añadiría a la frase de Lincoln algo así como "se puede engañar a todos e incluso a nosotros mismos pero ni tan siquiera dura tal cosa más que un instante de tiempo". Y en verdad que el engaño se descubre ante que un latrocinio, por ejemplo.

Algunas personas que incluso han llegado a la perfección del engaño (lo cual les lleva cada vez más a perder paulatinamente y a marchas forzadas su carisma y su personalidad) y ha desarrollado, por eso, una cara para cada situación, para cada persona con la que están hay una falsa lisonja y para cada lugar en el que entran hay un falso saludo. Viven en un auténtico infierno producto de la envidia malsana, porque son además, los lugares y las circunstancias los que les obligan a cambiar de cara, aunque ellos se creen muy "listos". Y es que los "listos" rápidamente pasan a ser "ignorantes"...

Se puede vivir de otra manera. Nosotros no sabemos que "cara" te ha dado la vida, pero sí sabemos cual puede ser tu rostro ahora mismo. No esperes a tener 60 años de edad para recibir el rostro que te mereces y comienza hoy mismo a tener tu verdadero "rostro" juvenil...

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2 Comentarios

• 

  Silenciodeluna

  Lo leí en silencio y ahí me quedé

  16/09/09 07:09

• 

  Diesel

  Jejeje. En siloencio te digo: hiciste bien...

  16/09/09 09:09