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La Guerra de Los Girasoles

Vincent Van Gogh se está volviendo loco en su estudio. De tanto pintar girasoles amarillos éstos le han declarado la guerra. La mente de Van Gogh deambula entre lienzos de girasoles amarillos (por eso los psicólogos y psiquiatras dicen que es el color de los locos sólo cuando se abusa de él).

Amarillo es el Sol, y las natillas que sirven de alimento a los bebés son amarillas. Amarillos de salud. Pero... pero !Ay de los girasoles amarillos de Van Gogh!. !Ay con los amarillos girasoles de Van Gogh!. !Ay con los girasoles amarillos que, de tanto ser representados como siluetas amorfas de su amada Naturaleza han deterninado declarar la guerra al pintor neerlandés.

Vincent Van Gogh va perdiendo la razón a marchas forzadas. Los girasoles amarillos no ceden y, en un arranque de desesperación, Van Gogh se dirige al lavabo, elije una navaja de afeitar con filo bien afilado y se observa en el espejo.

Lo que ve Van Gogh en el espejo es una enorme mancha amarilla de girasoles difusos y confusos. Intenta descubrir la belleza de su rostro en el espejo... pero los girasoles amarillos se han apoderado del cristal.

Y Van Gogh se corta una de sus propias orejas antes de ser trasladado al manicomio de su ciudad.












Diesel19 de agosto de 2009

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