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Las Fuentes Oníricas de Kafka (una Brevísima Nota Filosófico Literaria)

En el fino y universal imaginario kafkiano, el novelista checo construyó una plaza fuerte para aislarse del conmtorno terrestre y lo comprobó lanzando al espacio hueco de los bohemios ambulares del mundo una vocación de omnisciente. Porque es, metafísicamente, un vacío que nace del saber sentir y del saber saber (valga la redundancia en esta segunda frase).

El caso es que conocer la etiología del saber sentir de Kafka es salir fuera de lo imaginario y entrar en el mismísimo fundamento afectivo del saber. Unión "en sí y para sí".

Con sus construcciones espaciales y utópicas (llenas a veces de contradicciones reales) simultaneó el rumor del silencoo de su plaza fuerte con la ruidosa autoscopia con la que auscultó el alma de sus lectores a través del absurdo existencial.

Lo interesante de todo que que pudo escribir Kafka radica en dónde hallar la dimensión pasional que nutrió de modo obsesivo el caudal de sus afectos.

El pensamiento kafkiano es una bella dimensión pasional (siempre al borde del absurdo ideológico) que nutrió el modo obsesivo de su caudal kafkiano. El pensamiento de Kafka es un círculo cerrado (casi hermético) pero con múltiples agujeros respiratorios por los que se puede beber el rico zumo de sus creatividades sorbito a sorbito.

Pero estaríamos hojas y hojas escribiendo de ello y podríamos incluso hasta confundir la gimnasia con la magnesia. Por eso es mejor leerlo y que cada lector saque sus propias conclusiones. Así fue Kafka...
Diesel29 de abril de 2009

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