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No es Cuestión de Suerte.

Gal Costa define por sí misma la dulce voz de la mayoría de las cantantes brasileñas, que encantan y emocionan al mismo tiempo. Dentro de su LP "Luna de miel" una de las canciones más destacadas es la de "Sorte", que en un momento de su letra nos explica algo muy interesante: "El futuro pertenece a quien no lo espera. Normalmente, la suerte está con quien no se da ni cuenta".

La suerte ha sido siempre una de nuestras más felices amigas. O por lo menos, nos hemos referido a ella en multitud de ocasiones. Nos ha venido muy bien para tener a quien culpar cuando se trata de nuestros errores, o si estamos pasando por situaciones que no podemos controlar. En ese momento, abrimos nuestras manos, ponemos cara de "no se puede hacer nada", y decimos "!Qué se le va a hacer, es la mala suerte!".

Bien. Pues yo os digo que la existencia humana no es cuestión de suerte: ni de buena ni de mala suerte. Porque la existencia humana va más allá de los límites de la suerte. No es una ruleta de azar en la que confiamos a cierto número para conseguir nadar en la abundancia. Más allá de la inexistente suerte, construímos nuestros futuros en base a nuestras conciencias. Y la conciencia, amigos lectores y amigas lectoras, no tiene ningún número que la acompañe. Es la expresión vital de la presencia de Jesucristo. Algunos pseudopensadores, líderes erráticos, han diseñado miles de teorías sobre la suerte desde lo tiempos de la Antigüedad. Han valorado algunos números y han desvalorado a otros. Pero la vida, la verdadera vida humana, no se mide con los números de la buena o de la mala suerte. La vida humana se mide con la Fe o con la falta de Fe.

También hablamos de la suerte para referirnos a los demás: sobre todo a aquellos que tienen más (o alcanzan lo que creíamos que estaba reservado a nosotros como, por ejemplo, aquella joven de la que estábamos todos enamorados) y creemos que lo han conseguido sólo por "suerte". Pero creo que lo importante es que hoy hagamos un pequeño esfuerzo y dejemos de referirnos a los demás y, sobre todo, dejemos de quejarnos por lo que nos falta.

Hay quienes creen que el amor se alcanza por la "buena suerte" y que aquella joven de la que todos estábamos enamorados se casó con alguien que había encontrado una herradura en sus camino. No. Aquella joven que se casó con el otro lo hizo porque el otro caminaba en su búsqueda desde que le penetró en lo profundo de su alma. No. No es cierto que la "buena suerte" sea la que hace que el otro se case con la mujer de la que pensamos que es nuestro amor. Muchos juegan a conquistar el amor sacando décimos de la "lotería" de la vida. Pero la vida no es, ni tiene nada que ver, con ninguna "lotería", con ningún "bingo", con ninguna "quiniela", con ningún "bonoloto", con ninguna "primitiva". El amor es tan primitivo como la aparición de un hombre y una mujer sobre la Tierra. Y se basa solamente en cuestiones de espíritu... sí... de espíritu y no materia.

Normalmente el futuro pertenece a quién no lo espera... Mejor dicho, el futuro pertenece a aquel que ha aprendido a disfrutar de lo que tiene, y no quejarse por lo que no tiene. La chica de la que estábamos falsamente enamorados se casó con quien sólo la tenía a ella y nada más...

Si eres desgraciado por lo que no tienes, pasarás toda tu vida en un mar de lágrimas, esperando que la ruleta del casino te de la inmensa fortuna con la que poder comprar el amor de la mujer del otro. Pero no hay nadie que pueda llegar a tener el mundo entero para conquistar el amor: siempre desearás algo más de lo conseguido intentando que el número de la "suerte" te guíe a ella. Imposible. Ella se casó con quien le dio todo a cambio de nada. Y todo lo que tenía el otro sólo se resumía en una pequeña sonrisa y una vida de bohemio elemental.

No. No es cuestión de suerte que aquella por la que todos jugábamos a la "rueda de la fortuna" se casara con quien sólo tenía como fortuna una guitarra y una canción. Siempres serás un ser desgraciado si crees que la "suerte" hará que la arrebates de su corazón.

Por eso, es mejor trabjar ahora. No esperar a que llegue nuestra "suerte". Es mejor disfrutar de lo que tenemos, y no llenar nuestro corzón de deseos imposibles sino de utopías que sólo se alcanzan a través de los milagros de Jesucristo. Esa joven de la que todos creemos falsamente estar enamorados se casó con su poeta por la simple razón del milagro de la Transformación a través del Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo jamás es un "número"... jamás es una "lotería"... jamás es una "rifa"... No... Aquel poeta que se casó con ella no estaba jugando a la "buena suerte"... sólo tenía Fe...

Hay un dicho bíblico que dice: "El que observa el viento no siembra, y el que mira las nubes no siega". Amar consiste en sembrar y segar más allá del viento... más allá de las nubes... más allá de la "buena" o la "mala" suerte. Normalmente las cosas buenas aparecen cuando uno no se da ni cuenta. Siempre lo mejor es hacer nuestro trabajo bien, disfrutar de lo que Dios no da, y no desanimarnos...

!El futuro ya llegará a su tiempo!. !Y el futuro no es cuestión de "numeros de la siuerte". El futuro es lo que tú estás soñando ahora mismo con la Fe, por la Fe y gracias a la Fe!.
Diesel15 de diciembre de 2009

2 Comentarios

  • Leonora

    Muy bueno,como siempre querido amigo tienes mi respeto y admiración.
    Un abrazo

    16/12/09 08:12

  • Diesel

    Feliz Navidad Leonora...

    16/12/09 10:12

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