Un día desperté con la ilusión de regalarle al mundo una sonrisa. Todo iba perfecto, mis amigos me hacían reír yo a ellos, podía sentir en mí una gran felicidad. De pronto veo que el chico que tanto me gusta está tonteando con la zorra de turno, mi alegría se convierte en rabia, odio...lo único que en ese momento me apetece es echar a correr y desaparecer del mapa. Llego a casa me tumbo en mi cama y me pongo a pensar si de verdad lo que siento hacia ese chico es realmente lo que quiero sentir o simplemente es uno de mis caprichos. Un chico de los que van y vienen.