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El Amante No Ama.

El amante se queda encerrado en casa,
si hogar, sin mesa, sin alma.
Se queda sentado sobre la cama,
esperando, en medio del llanto.
Se queda esperando y sin esperanza.

Y no hay en su habitación ni luz ni ventanas.
Sin posesiones, sin música y sin mañanas.
Habitación vacía, habitación sin alma.
Y no tiene nada más que un calendario.
Y espera los domingos semana a semana.

El amante jamás es primero. Jamás.
Y su única esperanza es ser un usurero.
Y espera paciente, día de Dios, la llamada.
Y mañana, tarde, noche, sin suerte.
Nunca sabe cuándo dará su función.
Función de amante, paño de lágrimas.

El amante nunca llora, nunca siente, nunca ama.
Porque el amor es para los correspondidos.
Y su única esperanza es ser un usurero.
Y espera, sentado en la cama, a recibir las sobras.
Sobrantes de amor, de sexo, de pasión sin pasión.

No tiene nada, mas que un vacío.
Y agua. Camina sobre agua de sal y sudor.
El amante no ama. No siente. No mira ni habla.
El amante espera, junto al calendario.
¿Ya es domingo?

Desnudo, sin piel, sin sueños.
Su piel no es suya, es ajena.
Y la da. Toda su piel, que no es suya,
la da. Y no recibe nada.

Pañuelo de lágrimas, libro nocturno.
Es un secreto que ni él debe saber.
Alcoholizado y fumando, por siempre.
Porque lo que él piensa que es amor,
no lo es. Y él no es él.

No tiene nombre, no tiene voz. No tiene sombra.
Y todo lo que tiene es tiempo.
Ese tiempo loco, ese tiempo viejo.
Y sólo puede dejarlo ir.
Se va el tiempo, se va su vida, y se queda él.

El amante no tiene idioma, ni nación.
Habla con caricias y gemidos.
Habla sólo, al espejo.
Y el espejo se ríe de él.
-Estás loco, y te pones viejo,
y sólo esperas y te arrastras.
Te roban. Te roban la luz en tus pupilas.
Y te quedas solo aquí. Sólo. Y esperas y te veo.
Eres el amante. Jamás el primero. Jamás el único.

Sentado siempre sobre la cama. El único suelo que tiene.
Un colchón frío, sin sábanas, sin sueños.
Esa es su casa, y será su tumba.
Y muere al anochecer, cuando vuelve a quedarse sólo.
Ya es lunes, y suspende su función.

El amante siempre está sólo.
Y nunca ama. Porque no conoce el amor.
Siempre es el otro, y pierde su nombre.
Es el amante. Y lo sabe.
Se desfragmenta, se pulveriza, se rompe,
se vuelve ceniza, se pudre, se castra,
se gasta, se vuelve viejo, se queda sólo,
se sienta sobre la cama y espera al domingo.

El amante sufre, y no llora.
Porque sabe que es el amante.
Sabe que tiene una labor.
Sólo complace, pero nunca es complacido.
Nunca es visto a los ojos. Nadie pregunta su nombre.
Nadie le ofrece un café, un cigarrillo.

El amante no habla,
no siente,
no ama.
Eclipsegael19 de octubre de 2015

1 Recomendaciones

1 Comentarios

  • Mejorana

    Ay Eclipsegael, qué palabras tan tristes y tan tiernas. Me dejas sin sin saber que decirte, y con ese sabor amargo como de amante no correspondido.
    Levántate y anda, que mira que el sol se esconde detrás de tu ventana y quiere decirte que tu alma está ahí fuera, esperándote.
    Que tu jardín está lleno de amapolas que vienen a buscarte.
    Solo tienes que mirar.
    Te dejo mi abrazo.

    27/10/15 09:10

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