Ella, tumbada en el campo
buscaba la estrella,
escrutando entre los pequeños huecos
de las nubes corredoras
que amenazaban lluvia.
Ella, que nunca desprendio su nuca
de la madre tierra
impasible, serena
anhelaba el mar que nunca verá.
Ella, de nariz puntiaguda
breve pecho
mirada incierta
en el atardecer yace
para siempre.
Allá en el horizonte...
¿Tú puedes verla?
Para mi, alli espera
tumbada que las nubes pasen
y brille su estrella.
De día es montaña
de curvas y peñas
al atardecer mujer
que mi corazón apresa.
Diego 2011