Yo que creí haberte perdido,
y después de encontrar la resignación,
casi
marchaste al olvido;
ya no habitabas en mi corazón.
Anduve en mi vuelo de flor en flor,
y sólo recuerdo que en cada estación,
era más acérrimo el dolor;
ya que aún vivías en mi corazón.
Cierto día
(completamente hecho pedazos)
decidí regresar,
para mi sorpresa,
me recibieron tus brazos,
y hoy hasta tu alma
no me deja de abrazar.
MÚSICA CRISTIANA
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