Humo de Café.
Y si tengo que morir, que sea de amor por ti. Me susurró cuanto me quería al oído, era amor de verano. Su lengua revoloteaba en mi boca cual adolescente enamorado. Ya no le quiero, pero sí le quería. Quedan lejos las noches estrelladas donde nos jurabamos la eternidad que como todo termina. A veces le echo de menos y otras de más. Me acostumbré a que me quisiera a medias, y ese fue el error, quizás todos lo cometemos, pero no tenemos un punto intermedio a la hora de querer, y se nos va todo. El viento arrastra resquicios de felicidad, pero ya no importa, ni siquiera duele, no podemos mirar atrás e intentar cambiar las cosas. Le amé con locura, claro que le amé ¿ y qué importa ahora eso? Llegó el otoño, dejando desnudos a los árboles y a nuestros recuerdos, sentía frío, no sé si es porque llegó el invierno o porque me convertí en una persona gélida. Necesitaba el amor de ese humo de café cada mañana, me alentaba hacertelo a todas horas sin pensar en el después. Sólos tú y yo, aunque ya no quede nada de eso. Pensaré que me amaste y que yo, a veces, también lo hice.
