TusTextos
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J.

Aquí estamos otra vez, tú, yo y estas ganas de morderse la lengua. Pero me puede… me puede que tengas esta capacidad tan maravillosa de mirar la luna durante cinco horas para dedicarle a mis ojos cinco minutos. Me puedes tú, esa facilidad con lo que lo haces todo tan jodidamente difícil. Que las grietas ya no se arreglan con pintura, quizá necesitamos una obra más grande, una en la que explote reventando los cimientos de todo lo que has conocido en cuanto a mujeres se refiere. Una en la que mi lengua suelte burrada tras burrada para luego acabar llorando, para esperar en esa esquina a que vengas a recogerme, me agarres del brazo y no dejes que me vaya.
Quizá solo sea cosa de las películas… pero es tan fácil enrredarlo todo…tan fácil abrir y cerrar la puerta mientras mi mente se debate entre dejarte entrar o echarte para siempre…No hablamos de camas, no hablamos de polvos… Ojalá me hicieras el café cada mañana, de ese color a juego con la mierda que me trago todos los días para no herirte, y de la que tú apenas eres consciente. No soy perfecta, sabes bien que soy más como las veletas…Siempre girando y girando sin saber hacia donde, no tengo dirección, no hay un camino fijo.Y qué más da, qué importa todo si las historias están escritas y los errores se repiten. Qué más da que discutamos si luego lo arreglas para volver a estropearlo. Ahora caigo, quizá me he vuelto adicta al romanticismo que desprenden tus disculpas, a los “te echo de menos” cuando yo te echaba de más en alguna parte, a los besos sobre una cama en la que no dormía pero en la que siempre caías rendido junto a mi. Quizá seas mi libro, ese episodio que se relee cincuenta veces antes de dormir, casi hasta que te lo sabes de memoria pero que aún así, te sigue haciendo temblar…
Elinea28 de febrero de 2014

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