Tu Recuerdo En El Agua.
Recuerdo como aquel día el viento jugaba con mi pelo, estaba feliz como nunca antes lo había estado y el sol iluminaba mi sonrisa, me sentía fuerte, capaz de luchar contra el mundo y levantar todos los muros que una vez se derrumbaron. Era verano y allí, perdida en medio del bosque intentaba orientarme para encontrar el camino hacia el río; hacía varios años que no visitaba aquel lugar que tantos recuerdos me traía, estaba tan lleno de sonrisas, de confidencias, de bromas, de sueños e ilusiones que me resultaba difícil volver y saber que los recuerdos me golpearían como si de una avalancha se tratase, pero aún así estaba dispuesta a ello y finalmente entre un montón de zarzas pude ver aquel viejo caminillo intentando esconderse de las visitas inoportunas; sin pensármelo dos veces comencé a apartar las ramas con cuidado para no hacerme daño, pero aún así no sirvió de mucho y cuando llegué al otro lado de los zarzales tenía varios arañazos llorando lágrimas de sangre pero no importaba, el escozor no era suficiente como para alejar esa curiosidad que sentía dentro de mi. Allí estaba, fluyendo ajeno al resto del mundo y sus problemas, como si nada pasase
sus aguas cristalinas revelaban la apariencia del fondo, aquel fondo al que arrojaste tantos pensamientos y sentimientos.
Dios mío
aquel lugar seguía igual que siempre, hermoso y solitario, me senté junto al arroyo y mi mano no pudo evitar el impulso de juguetear revoltosa con el agua congelada, siempre me había llamado la atención ver como se formaban aquellas ondas cada vez que apoyabas el dedo sobre el agua y como si fuera una niña pequeña intentaba repetirlo cuantas veces podía.
En ese momento empezó todo
la avalancha comenzó y volví a escuchar en mi cabeza aquella sonrisa tan característica, volví a sentir la sensación de frío al verme empujada a traición, volví a recordar como su mano y la mía habían jugado años atrás allí pero ahora
ahora solo quedaba yo. A todos aquellos momentos se sumaron cada uno de los pensamientos y sensaciones negativas que había traído conmigo desde la ciudad, tenía que olvidar cosas, aprender a vivir sin ellas o sin que me doliera recordarlas porque después de todo el fondo del río guardaría mis secretos pero yo sentía la necesidad de volver para recordarlos; muchas veces me han dicho que para que la herida no sangre hay que dejar de escarbarla pero ojala fuera tan fácil y es que yo sin esa herida no soy nadie, necesito que me duela, necesito recordar lo que tuve y que ahora no tengo
me siento obligada a seguir viviendo en el pasado simplemente porque mi presente ahora mismo no sirve de mucho
y siempre es mejor vivir en un cuento de hadas que no vivir en ninguna parte.
Dedicado a mi mejor amiga, que sigue permaneciendo en mi mente y en mi corazón a pesar de todo y porqué no, también a esa persona especial que se marchó y que espero volver a encontrar.
