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Elmerson Parte 1 Hoja 3

Hoja 3



(Elmerson)

...Al subirme al autobús en esa esquina mi mente daba de vueltas lo recuerdo bien. Por más que quería concentrarme en algo solo rodaban imágenes en mi mente, apenas pude entender lo que me había dicho la señora de las revistas antes de subirme. Sin darme cuenta ya estaba sentado en un asiento del autobús mirando hacia la ventanilla, una luz a foco mi rostro, era un carro de la calle, y mis ojos se cerraron automáticamente como reaccionando a la luz y al cansancio que me embriagaba, no parecía que estuviera sobrio aun que no había tomado ni gota de alcohol en el restaurante, de hecho en ese momento me percate que en realidad desde que estaba sentado allá por la calle, ya me sentía aturdido y no lo había notado entonces. Ya con los ojos cerrados solo pude acurrucar mi cabeza en el asiento recargando parte de mi frente en el vidrio fresco de la ventanilla, seguido de un escalofrió que me hizo acurrucarme más en el asiento, y me quede pensando en el restaurante y esa familia, cuando me decía aquel señor, Don Pepe, ese es el nombre de él, "esta es la zona de los callejones", recuerdo que su esposa me pregunto que de donde era, también...



(Elmerson y La Familia León, adentro del restaurante)

- Aquí esta la costilla. - Decía Tita la mesera del restaurante al darme un plato de comida, acababa de empezar a servir.
- Sí, gracias.
- Elmerson y a todo, ¿usted de donde es?
- En realidad soy de por el edificio de la reforma Doña Laura, ¿si sabe por dónde?
- claro.
- Perdón, y aquí ¿qué parte es?
- Esta es su orden Don Pepe, y las tortillas. - Tita dirigiéndose a Don Pepe el caballero, esposo de Doña Laura.
- Gracia Tita, oh, es nuevo en esta zona amigo, pues déjeme decirle aquí nos ubicamos en...
- Siempre si voy a querer el pozolito Tita, por fa.
- Si claro ahora se lo traigo - Tita contestaba a Doña Laura mientras alzaba un hombro acomodándose su blusa por traer en una mano la charola de la comida y en su otro brazo un servilleta de tela.
- ...Esta es la zona de los callejones, aquí los callejones están llenos de gente en el día, y de comercio, hoy estuvo amenazando todo el día que quería llover, los comerciantes no sacaron, y siguiéndose por esta misma calle llegas al parque de los amantes, hermoso lugar, mucha gente va en las tardes.
- Hermoso lugar Elmerson, nosotros somos de por aquí cerca y venimos muy seguido al parque - A completaba de decir Doña Laura.
- Vamos a ir al parque, mami.
- No linda, otro día hoy esta lloviendo.
- Quiero ver al payasito. - Linda inquieta en su propia silla moviendo sus manos jugando con una servilleta que estaba en la mesa.
- Aquí tienes linda taquitos. - Tita ya estaba sirviendo a la niña menor de la familia.
- Sip. - Tita y Linda cada una con una sonrisa simpática parecían muy buenas amigas.
- Je, je, je, esta, es mi familia. - Don pepe dirigiéndose a Elmerson. - Espero que te guste la comida, y de nuevo te agradezco tu reacción ante la situación, si no fuera por ti, ahora mismo no estuviéramos aquí.
- No, no tiene nada que agradecer, al contrario.
- ¡Taquitos! - Dijo Linda muy animada, y los demás reímos por la simpatía de esta niña, linda.



(Elmerson)

...Cuando pude darme cuenta había llegado a una terminal de autobuses, mi pierna se me había entumecido. Me había quedado dormido pero los focos del andén de al lado en la terminal me hicieron despertar. Al bajarme vi una hilera grande de varios autobuses, me daba cuenta que nunca había estado allí antes, y al preguntar cuánto faltaba para el siguiente carro a la colonia eje central a un señor, me dijo que no mucho, estaba por llegar. Era un boletero que se encontraba en una de las entradas a la sala de espera. Alce mi rostro hacia la parte de adentro, en verdad era grande había segundo piso como tienda departamental y otras cosas, por un lado y por el otro, conté entre 18 autobuses en los andenes de mi alrededor y aun había lugares vacíos, no quise entrar y me quede parado a un lado del boletero. Me distraje admirando la sala de espera ya que las paredes que dividían a la sala de espera y los andenes era totalmente de vidrio transparente. Aun sentía una molestia de mi pierna entumecida, casi siempre me hace soltar alguna risa de la sensación que provoca pero esta vez también era diferente, me hacia doler la cabeza, no me sentía del todo bien, y cuando cerré mis ojos para tratar de controlar mi entonces jaqueca, apareció otra vez la imagen de un chico, era el mismo que recordaba pero, algo era diferente ahora estaba temblando. Una fuerte jaqueca me hacia recordar mirar a un chico temblando en la oscuridad, y abrí mis ojos al respirar profundo como si sintiera que me faltara el aire, fue tan rápido, la jaqueca había desaparecido ya solo sentía el tobillo entumecido y las cosquillas cuando ya está por desaparecer, y empecé a reír sin razón, me sentía como después de haber tomado algunas copas. Aun no se me pasaba el efecto que sentía, entre somnoliento y alegre. Apenas me aviso el boletero que ya había llegado el autobús al eje central y me subí después de comprarle el boleto, costaba exactamente lo que me había dicho esa señora. Sin mas subí y todo el camino quise tratar de pensar en algo concreto pero mi mente divagaba con cada pregunta que me hacía a mi mismo. Una vez que vi el edificio de la reforma acercarse pedí la parada al chofer, me bajo justo en la esquina pasando el edificio. Entonces yo estaba hospedado en unos departamentos, a dos edificios a mano izquierda de la contra esquina de donde me dejo, un edificio de 12 pisos, era un gran edificio departamental, aun que a comparación a los edificios de alrededor solo era uno más que adornaban el ambiente, de lo que es la gran ciudad de esta capital, la capital del estado mayor. Recuerdo haber pensado ya en que no traía las llaves y a ver resuelto que debía pedir al gerente me abriera, es por eso que sin pensar ya me estaba dirigiendo al segundo piso donde está la oficina de la gerencia, y con cada paso en los pasillos se me cerraban mas los ojos, no sabía lo que me pasaba, ni me imaginaba que era lo que me preparaba el destino, en ese momento apenas era el principio, no de mi desfortunio si no de el momento que empecé a darme cuenta de las cosas, las cosas que me hicieron madurar...



(A las afueras de la ciudad)

Atrás de un basurero público que pasa a un lado de la carretera, un hombre sentado en una roca ve llegar a un carro en la oscuridad con los focos apagados, este hombre sentado juega con una moneda en su mano derecha.
- ¿que mas necesitáremos?, habrá que asecharlo, y resolver otra cuartada para el que viene allá -. El carro se acerco hasta donde el hombre sentado, quedando la puerta del conductor frente a él -, Caballero, como le va. - El que venía en el carro se bajo y sin siquiera mirar al que estaba sentado paso hacia atrás de la roca, vio un gran agujero en la tierra recién cavado, aun estaba la tierra recién sacada a un lado del hoyo, y con la misma volvió y se dirigió a la cajuela de su carro -. ya no está la luna, las nubes son muy espesas, ya te fijaste. ¿Y al que traes allí?, ¿viene ya preparado? El hombre que bajo del carro usaba unas gafas, gafas de color café y un saco negro formal. El que estaba sentado en la roca justo, a un lado de sus pies se encontraba una sombrilla oscura.
- Solo dime lo que has pensado. - Decía El hombre de saco negro formal mientras abría la cajuela del coche sacando un bulto de algo enrollado en unos tapetes muy largos, este simplemente se dirige al agujero cavado y avienta los tapetes enrollados. Las gafas cafés de esta persona tienen un punto blanco en la parte de atrás de la oreja. El miraba hacia el hoyo. Una imagen tenebrosa se formaba al estar el hombre del saco negro mirando hacia el hoyo y viendo un dedo asomándose de un lado del tapete, un dedo gordo de un pie, y la luz de un destello de luna entre las nubes apuntaba a la esquina donde el dedo se mostraba.
- Lo has dejado aun pálido. ¿Que hiciste cuando entraste?
- Estaba ocupado.
- El color indica que aun no hace efecto, si lo enterramos así la tierra lo va a entumecer antes de que la droga salga, tendrá un aspecto sospechoso.
- No tengo tanto tiempo. - Saca un cuchillo de su bolsa. El hombre de saco. Y se avienta a el hoyo.
El de la sombrilla, al momento con un pie hace un movimiento y levanta la sombrilla que estaba recargada en la roca.
- Aun que el cuerpo, no será encontrado luego, pondremos los cabos sueltos en su lugar antes. Aparte hay que hacer un poco de limpieza, ya tengo la dirección del vendedor, será de los problemas el menor. El otro chico, ese es el que me preocupa, no tengo nada acerca de él, no sabemos nada.
El hombre del saco sale del hoyo con retazos de tapetes cortados por mitad, había una pala enterrada en el montón de tierra amontonada, sale del hoyo y toma la pala.
- No tengo intenciones de esperar lo sabes. Hay una persona por allí media drogada, el primer fármaco no es muy fuerte también lo sabes, no sabemos con seguridad que tanto vaya a recordar, eso es lo que en verdad nos debería ocupar. Este negocio no admite errores. - Empieza a llenar el hoyo con la tierra aquel tipo que trae las gafas cafés.
- En este negocio nadie conoce mi método, ni tu lo entiendes solo lo sigues. La mente encierra muchos enigmas. - Con la sombrilla en la mano camina hacia el hombre de las gafas cafés -, después de aquí nos espera una noche larga, asesino. - El hombre de sombrilla llevaba un rompe vientos oscuro de colores pálidos. Se detiene junto al el hoyo -. La caja de Pandora se ha abierto, y ese chico, aun no estoy seguro de nada pero, hay algo que no cuadra.



(Elmerson, afuera de la gerencia)

Llega Elmerson a la puerta de la gerencia y oye voces en el interior platicando.
- Está ocupado, no sé, mejor intento entrar por la ventana. - Desde adentro se oía que las personas caminaban hacia la puerta donde Elmerson -, creo que vienen para acá mejor me voy. - Elmerson caminaba ya por el pasillo alejándose y un hombre salió de la gerencia seguido de una señora.
- Si doña marta, pero eso ya será mañana. - El hombre le decía a la señora. Ella parecía enojada.
- Entonces mañana espero al fontanero, ese. - Doña Marta, decía mientras se alejaba por donde estaba Elmerson, el cual se había quedado parado, como esperando que no lo vieran.
- Allí estas Elmer, oye muchacho de casualidad no se te perdió algo.
- Que, que se me pudo a ver perdido. - Volteando hacia el hombre, que había salido de la gerencia, el cual era el gerente del edificio.
- Ven para acá muchacho.
- Ah, sí claro. - El gerente entro a su oficina y apenas Elmerson había llegado a la puerta, el gerente salió, con un llavero en forma de tortuga.
- A ver dime, entonces que hacia la llave del departamento 612 en el elevador, el cual es donde te hospedas.
- Allí estaban, creo que se me han de ver caído en la tarde, je.
- Será en la tarde de hace dos días. - Decía el gerente cerrando la puerta de la oficina con llave -. Voy de salida ya es muy tarde, ustedes siempre me hacen estar muy tarde en la oficina, está bien después hablaremos. la otra semana es revisión de departamento.
- Je, je, ya dos días, bueno de todas maneras gracias, he je, je, okay.
- Enserio muchacho, mira llevo prisa, nos vemos.
Elnovelistadeoro05 de octubre de 2009

2 Comentarios

  • Nemo

    Intrigante...amigo!
    Vamos a ver que pasa con Elmer!!...

    05/03/10 10:03

  • Elnovelistadeoro

    Gracias Nemo

    07/03/10 07:03

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