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Se Fue

Y se fue finalmente. Escuché la voz de su saludo que me llegó desde el pasillo, apagada, ronca, simple, como si se tratase de una partida más, de esas que se suceden cotidianamente y que se siguen de regresos al cabo de unas pocas horas. Correspondí el saludo en el mismo libreto, acaso pretendiéndome su cómplice, ofreciéndome imbatible en mi naturalidad. Pero no, se estaba yendo, decidida y definitivamente, sellando en la partida una abrupta pero no menos necesaria ruptura. Fue entonces que me moví de la silla en que estaba y me asomé para escuchar sus pasos en la escalera, si saludaba a aquel por quien precipitaba su partida. Después me fui a su cuarto, por cuya ventana se vislumbra el patio de entrada por el que debía pasar para salir, y esperé unos segundos, en silencio, hasta que por fin apareció. Llevaba el bolso con rueditas en la mano, al que deslizaba por el corto camino de lajas que corta el césped, que termina en una rejilla, para luego volverse laja y borde... Nada noté de extraño en su rostro, la misma impasibilidad con que horas antes había tomado la decisión, ningún vestigio de duda. Y fue entonces cuando, ya del otro lado de la puerta, vi su mano girar con la llave, guardarla no sé donde, para perderse luego por la vereda.
Elsalm2214 de septiembre de 2014

3 Comentarios

  • Polaris

    Gran texto, lo leí y me cautivo.


    Pol.

    15/09/14 06:09

  • Elsalm22

    Muchas gracias!

    21/09/14 11:09

  • Alegriia

    Si señor, con mucho sentimiento.

    26/05/15 06:05

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