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Café para Dos

Las tazas sobre el mantel plagado de margaritas marchitas de tanto esperar se estacionan una vez más. En la pared su fotografía ya se ha cansado de sonreír y sus zapatos se marcharon de abajo de la cama… pero ella sigue soñando con que algún día volverá a buscarla.
Sus ojos se llenaron de ayeres olvidados y el espejo solo le devuelve años pasados que ya no es capaz de ver.
Cada tarde ejecuta con minuciosidad el mismo ritual de preparar café para dos y sentarse en la mesita desolada de la entrada esperando verlo llegar con su uniforme blanco y su mirada de príncipe encantado.
Al caer el sol, como cada puesta el sueño termina para renacer al día siguiente sin saber por qué.
Emme11 de diciembre de 2011

1 Comentarios

  • Buitrago

    Bonito y triste
    Un saludo

    Antonio

    11/12/11 07:12

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