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Fantasía O Realidad

Era una tarde fría como cualquier otra, me encontré con María en el bar cerca de la facultad. Había llegado el día… parcial… para el cual nos habíamos estado preparando con fanatismo casi religioso.
Llegamos al salón y me senté en una mesa del fondo, tratando de ordenar antes de empezar todos los conocimientos que tenía en la cabeza.
Más adelante estaba Matías haciéndome caritas para saludarme, ¡que lindo!. Tenía pensado mandarle un mensaje para salir a tomar algo, después de dicho examen vendrían las esperadas vacaciones y como dicen en televisión “el tiempo es tirano”.
Las hojas del parcial sobre las mesas hicieron que todo se convirtiera en silencio. Si los pensamientos fueran como las señales de los teléfonos… las líneas de seguro estarían saturadas, todos éramos buda de tanta concentración!
Al terminar, el único sonido audible eran los pasos del profesor Rinaldi (con esos zapatos tan pasados de moda) las manecillas del reloj en la pared y las hojas que iban de un lado para el otro. Caminé despacio al escritorio para entregar mi trabajo, ya todo estaba hecho.
A los pocos minutos de salir un mensaje de María me avisaba que tenía para rato así que decidí irme sola hasta la pensión, moría por un baño caliente después de aquel día tan largo. El trabajo en la oficina había agotado toda mi energía, necesitaba estar en silencio un rato y descansar.
Iba escuchando a Charly en mi mp4 camino a la parada del colectivo cuando al doblar por Urquiza repentinamente alguien me golpeó en el estomago y siento que me sujetan de ambos lados. Dos hombres vestidos con polerones negros que no dejaban ver en totalidad sus rostros me abordan sin poder hacer nada.
Uno me tapa la boca de inmediato sin darme lugar a reponerme del golpe que me dejó sin aliento, el otro abre las puertas de una combi blanca donde soy obligada a subir.
El terror se apodera de mí como nunca antes, intento gritar pero uno de ellos me golpea en la cabeza con lo que creo era un arma… cuando desperté una mujer de avanzada edad me quitaba la ropa, una vez más trato de defenderme pero tampoco puedo hacer nada… otro golpe, más lágrimas.
Pido que me dejen ir, que no me hagan daño pero aquellos hombres ríen y me hacen callar. Uno de ellos (al que llaman “el gitano”) le hace una seña a otro, quien inmediatamente apunta un arma a mi cabeza mientras la mujer sigue desvistiéndome como si fuera una muñeca.
Lloro en silencio tratando de cubrir mi cuerpo y me obligan a llevar las manos detrás de la nuca como un delincuente. Me observan con detenimiento como si fuera una vaca antes de llevarla al matadero.
Fue la noche más larga de mi vida y la primera del infierno… La noche en la que conocí la repulsión, la vergüenza, el dolor, la impotencia…
Hoy tantos años más tarde recuerdo la verdadera vida que antes llevaba, como una realidad a la que todavía no puedo llegar. Aún no puedo despertarme, pienso a diario en mi familia, mi mamá, papá… si supieran cuán sucia estoy, cuántas oscuridades lleva mi corazón a cuestas…. Cuántas perversiones cayeron sobre mí… ya no puedo volver, ya no soy capaz de llorar, de sentir, ni siquiera estoy segura de mi capacidad para amar como debería hacer todo el mundo y con ese pensamiento vuelve Matías, era cierto lo del tiempo aunque recién ahora lo comprendo.
¿si alguna vez quise salir?... nunca quise estar en el mismísimo infierno. A los diecinueve años soñaba con una vida distinta que ya no puedo tener, que no soy capaz tampoco de soñar…
Muchas veces tuve oportunidad de pedir ayuda pero a su vez conocí las reglas del negocio y sus terribles consecuencias. Fui una de las pocas que logró dejar un mensaje como la primer miga de Hansel y Gretel, aquella nota en el baño de mujeres que nadie leyó, que de nada sirvió…
-Que los cumplas feliz!... Que los cumplas feliz!... Que los cumplas Ludmila! Que los cumplas feliz…!
A la salud de la niña que fui y ya no soy… a ese nombre que ya no es el mío, a esa vida que perdí en el camino…

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Emme08 de junio de 2011

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