TusTextos

Historia

Ella se encontraba en la plaza Libertad con el carrito de su beba, a quien miraba y mimaba intensamente. Sus ropas no eran de las mejores pero se veían prolijamente limpias. El sol de la mañana las acariciaba con sus rayos, la beba balbuceaba como queriendo hablar. Aquella mujer solo la miraba embelesada con esos ojitos heredados de algún familiar.
Fueron horas de intenso amor y juego. La niña lloró de hambre a al acercarse el mediodía que fue calmada por el pecho de su madre como tantas otras veces.
Algo en su expresión no solo denotaba cansancio sino tristeza, abatimiento… fue cuando dejó su beba dormida en el cochecito que lo entendí.
Detrás de los vidrios de mi oficina vi como se alejaba con la misma incertidumbre con la que había llegado… pero seguramente con el alma destrozada de tener que renunciar a su hija por no poder darle más que padecimientos y tristezas.
Aún siento culpa de no haberla podido encontrar, cada vez que veo los ojos de nuestra hija la veo sentada en aquel banco llorando sus miserias mientras le sonreía a Celeste. Ojala algún día pueda contarle todos nuestros buenos momentos, los cumpleaños, navidades y años nuevos, los días de escuela, los juegos y las clases de baile, los paseos, las bromas, los baños de nuestro perro… ojala algún día pueda agradecerle el haber salvado a un matrimonio estéril, el haberme dado la responsabilidad de otra vida de la cual ocuparme, por el brillo de luz en los ojos de mi esposa, por la risa de mi hija… nuestra hija.
¡Gracias!

Image and video hosting by TinyPic
Emme18 de mayo de 2011

Más de Emme

Chat