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Literatura: El Remedio Presente para Males Futuros

Varios estudios realizados en las últimas décadas concluyen que, desde más o menos principios del Siglo XX, cada generación que nace es un poco menos inteligente que la anterior. Parece ser que la contaminación medioambiental está detrás de este deterioro.

En este Siglo XXI nos enfrentamos a una avalancha de información proporcionada por los innumerables medios de comunicación, Internet y las redes sociales. Esta información masiva está fuertemente manipulada por grupos económicos y de poder, incluidos los gobiernos.

Desde las grandes multinacionales tecnológicas se han empeñado en captar y procesar los datos personales de los usuarios para elaborar perfiles con hipotéticos fines publicitarios.

Importantes voces de intelectuales, algunos catedráticos de prestigio y con independencia de su orientación política, auguran un futuro a medio plazo inquietante: la aparición de clases pasivas inútiles ante la irrupción en el mercado laboral de todo tipo de automatismos.

Si juntamos los cuatro párrafos anteriores, podemos concluir que generaciones cada vez menos inteligentes, cuyas fuentes de información no son veraces y cuyo conocimiento de sí mismo va a ser menor del que sobre ellos tienen algunas multinacionales, serán fácilmente manipulables y controlables por un sistema de subsidios.

Da miedo.

¿Qué podemos hacer para mitigar esta situación?

El tema medioambiental tiene una solución fácil sobre el papel, pero difícil de llevar a término: no contaminar. A nivel individual hay cosas que sí podemos hacer, como reciclar, tener hábitos más saludables y más respeto por el planeta en el que vivimos. Como sociedad la cosa cambia por la visión cortoplacista de la industria, los políticos y los propios ciudadanos, que preferimos trasladar la solución de las grandes cuestiones a las generaciones futuras.

En cuanto a la información manipulada también hay cosas que podemos hacer a nivel personal. Por un lado, está el ser más selectivo con lo que se lee o al menos contrastar la información y sus fuentes. Vale más leer todos los periódicos, por ejemplo, que informarse únicamente de aquel que nos es afín. A Internet no se le debe dar demasiado crédito. Pensar que la Red de redes es el paradigma de la información y la cultura, es un tremendo error. Las redes sociales son tóxicas a efectos de la información; la mayoría de las noticias son sesgadas, están cargadas de mala intención, cuando no son falsas o meros bulos. Otorgarles credibilidad es otro error. Además, relacionarse con las personas cara a cara y no a través de cualquier aparato, humaniza y otorga verdad al encuentro.

En cuanto a las multinacionales, que no se nos olvide esto: cuando un producto o servicio es gratuito, el producto eres tú. Vale más emplear y/o pagar por servicios que garanticen el anonimato y la privacidad, que dejarse seducir por una aparente ausencia de coste.

Por último, el futuro está en nuestras manos porque se construye en el presente. Habrá que ser todo lo beligerantes que sea necesario para no dejarnos arrinconar por intereses de todo tipo, cuya pretensión es convertirnos en un rebaño de idiotas.

Las buenas soluciones van de la mano del mejor criterio, y este es consecuencia de la cultura de los individuos. La cultura se adquiere a través de las enseñanzas recibidas, las adquiridas y las vivencias. No hay bolas de cristal eficaces para saber qué situaciones vamos a vivir, tampoco podemos influir mucho en lo que nos enseñan, ya que esto es prerrogativa de las generaciones que nos han precedido. Lo que sí está en nuestra mano es el conocimiento que podamos adquirir.

Una sociedad culta tendrá un nivel de criterio tal que le servirá para no dejarse manipular, sabrá elegir lo que más le conviene y tomar las mejores y más sabias decisiones para su futuro. Y la cultura real, la que supone el conocimiento heredado de unas generaciones a otras a lo largo de siglos, está en los libros. En todos los libros. Tratados, ensayos, novela o poesía, da igual. Si queremos de verdad entender el mundo que nos rodea hay que leer, desde los clásicos de cualquier cultura hasta los más actuales. No dejan de ser un enorme torrente de opiniones que permitirán formar la nuestra.

Habrá que modificar el hábito de ir tras el teléfono móvil como pollo sin cabeza y entrar en una biblioteca. Lo realmente importante está allí. La cosmovisión que supone la literatura no solo nos hará más cultos, también nos hará más libres.
Enroque27 de enero de 2021

2 Recomendaciones

4 Comentarios

  • Remi

    Me ha gustado mucho tu texto Enroque, me ha parecido muy educativo, hablas claro sobre lo que nos rodea y dando además una solución muy sencilla: leer para formar nuestro propio criterio.
    Entender el mundo que nos rodea que gran misterio.
    Buen texto, un saludo.

    03/02/21 05:02

  • Voltereta

    Creo que el seguimiento del propio criterio es el que hace libre a las personas, evidentemente para tener criterio hay que estar instruido en lo que envuelve la sociedad que nos rodea. Hay que dejarse llevar por la propia intuición para al final acabar por ser nosotros mismos. La lectura y la educación, aunque sea autodidacta acabará por convertirnos en seres humanos con plena autonomía.

    Me parece muy correcta tu reflexión.

    Un saludo.

    06/02/21 07:02

  • Danae

    Sólo a través de la cultura humanística se puede llegar a cultivar un verdadero espíritu crítico. Quiero decir con esto lo que he dicho, cultura, no academia. Aunque la academia debería servir para abrir más la puerta a nuestro espíritu crítico, la experiencia me dice que se puede bloquear esa puerta cuando no hay un verdadero interés por acercarse a la verdad ni un sincero deseo de coherencia. No están todos los que son ni son todos los que están ...
    Esperemos que la sociedad futura se cuestione más y medre menos, y tal y como yo lo veo, esta será cada vez más una labor autodidacta e individual ...
    Un gran abrazo

    05/03/21 08:03

  • Enroque

    Gracias a todos!!

    15/09/21 05:09

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