http://saauljesus.blogspot.com.es/2012/10/cap-12.html

Me sacudí los pelos con la toalla más cercana. Mi mirada se perdió frente al espejo. Un chico cansado le devolvió la sonrisa blanca y perfecta. Mis dedos jugaron con el cepillo de dientes, un minuto, dos… tres. Volví a sonreír para vérmelos de nuevo.
-Liam, no tardes demasiado.
-No papa, enseguida salgo –contestó, dándose un poco más de prisa-.
-Está bien, te espero en el garaje.
Como siempre, la voz de mi padre había sido tajante y directa. Me deslice por el corredor hasta llegar a mi habitación, abrí lentamente la mochila y revolví con cuidado la ropa para no sacar de allí lo que no fuese necesario, aún no tenia la seguridad de quedarme en aquella casa.
Me coloqué los pantalones cortos vaqueros y mi camiseta gris de la suerte. Busqué mi móvil y los auriculares.

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