Cuatro de la Mañana
Son las cuatro de la mañana y mi alma se halla entre lamento y lamento, saltando de en los charcos lácteos de tu sentir.
Mi amor no ha sido correspondido, y lo entiendo a la perfección, ¿quién cambiaría a la valiente y majestuosa águila, por un triste y solitario cuervo? Se que nadie, pues solo soy un chico con mucho que decir y poco tiempo para expresarse; solo soy un chico jugando a ser poeta; solo soy un chico, nada más.
De este profundo dolor
saco fuerzas para vivir;
Lo único que he recibido
han sido versos por escribir.
¡Que tibio se siente ser querido y qué cálido el no estar solo! Se que ella no se va a alejar, pero aquellas caricias y juguetones besos han quedado en un pasado al que no se puede volver; han quedado olvidados en un cofre en lo profundo del mar de misterios, esperando a ser encontrados por alguien más capacitado que yo. ¿Alguna vez podremos volver a estar juntos? Quizás, me gustaría, pero como dije, mi plumaje negro no supera al de la grandiosa águila que merodea en tu corazón, solo soy una sombra en tus recuerdos, ni mis lágrimas lo comprenden.
Siento pena en el corazón
por verte y no poderte abrazar;
por verte y no poderte besar,
siento pena en el corazón.
Lo único que hoy me consuela es conservar tu bella amistad, pudiste haberte ido, yo no me habría enojado, después de todo tú tomas tus propias decisiones. Yo prometí quedarme a tu lado, mi amor, y mi intención es cumplir, no te preocupes por haberme dañado, no lo hiciste... hiciste lo correcto, no hay razón por la que querrías estar conmigo, lo comprendo, pero por si un día te baja el amor por mí, te aseguro, linda, que este payaso estará esperando alegremente a por ti.
Mis versos son promesas;
pétalos de ti, hermosa flor,
y si en mí dejas caer sonrisas
seré feliz sintiendo tu amor.
Me despido con una sonrisa, de esas que son de verdad, para que la quemes en tu alma y recuerdes a este tonto. Seguiré aquí hasta que te aburras de mí, que jamás se te olvide.
