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Canto a Vuestra Partida

Buruhu dormitaba apacible junto a la chimenea, cabeceando de vez en cuando la gran cabeza emplumada. De tanto en tanto abría los ojos naranjas y volvía a dormir. Era un fuego acogedor, inundaba toda la sala, como hecho por arte de magos. Foradhran reía desde un oscuro rincón del salón, leyendo un libro de hojas amarillas. De vez en cuando espantaba a una o dos polillas que hacían de media página su festín y luego volvía a reir.... Humor de magos.

Mil Batallas meditaba frente al amplio ventanal, perdido en pensamientos lejos del presente. La luna le iluminaba el rostro, mientras hipnotizado por los altos picos nevados dejaba caer una lágrima. Empezó a cantar con un hilo de voz:

Viento del sur, qué malas noticias traes
¿Te llevas las hojas del otoño?
¿Arrastras lágrimas de mis mejillas?
¿O acaso eres cómplice de su partida?
Cómplice de las alas de dragón

Vuelo raudo, a raz de suelo
en los campos, desafiando al viento
el que hoy te transporta lejos
nos arranca vuestra estampa
Y abandonados nos dejas

Sólo ayer bajaste de tu montura
y conversamos en la hierba
me contabas de los secretos del cielo
me traías noticias del mar
Sólo quería oír más

Poco puede oir de tu vida
de tus aventuras y viajes
de tus esperanzas y miedos
de tus caminos en el cielo y
tu morada en las altas cimas

Vuelves a tus tierras
a los campos que te vieron crecer
y desde este salón veo dónde te conocí
en mi recuerdo tus ojos vivirán
y si de nuevo nos encontramos...

sonreiré
me mirarás
no hablaré
ni hablarás
en tu dragón subiré
y despegarás
entre el sol y las nubes ...
...nos volveremos a encontrar.

Chisporroteó el fuego blanco en la chimenea. Buruhu se sobresaltó y Foradhran por un momento dejó de poner atención a su lectura. El búho murmuró algo y volvió a cerrar los grandes ojos. Foradhran tosió, miró con cierto aire de preocupación a Mil Batallas y volvió a su lectura. Sabían que a pesar de su nostalgia, mañana volvería a sonreir. Silencio mortal, y él seguía en el ventanal. Soltó otra lágrima y aún buscaba explicación a su tristeza. Con un suspiro se despidió de la luna, de aquella jinete de dragón y salió del salón hacia sus aposentos. Recordó que hace muchos años atrás en aquel mismo campo, siendo apenas un niño, él esperaba la audiencia para entrar al servicio de Arsegrim III. En aquel mismo campo de día, un par de años después de entrar al palacio, descansaba y meditaba para enfrentar el duelo de la trova. Y años más tarde conocería a aquella jinete por la cual elevaría este pequeño canto. Cerró con un pesado ruido los portones del salón.

Y reinó el silencio.
Espectro17 de febrero de 2009

3 Comentarios

  • Leonora

    Espectro,un buen texto.un saludo

    17/02/09 09:02

  • Aroint

    Magn?fico retal de un relato con ese sabor del viejo estilo de ?pica, romance y filosof?a emergente entre lineas. Me ha encantado lo sublime de algunos p?rrafos y estrofas, con facilidad nos transportas a tu mundo Espectro.

    Me lo llevo a mis favoritos, el texto lo vale.

    Un saludo.

    18/02/09 11:02

  • Espectro

    Gracias por su visita. Lamentab?emente no he tenido la inspiraci?n ?ra armar las partes en forma coherente, pero espero alg?n d?a sacar este universo adelante.

    Saludos!

    08/03/09 06:03

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